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¿Dónde está la línea entre ser simplemente un buen empleado y sufrir de adicción al trabajo? ¡Descúbrelo aquí!

¿Cómo saber si sufres de adicción al trabajo?

Existe una diferencia entre largas jornadas de trabajo y exceso de trabajo habitual e incontrolado. ¿Pero dónde está el límite? Los empleadores aman a la gente trabajadora.

En una cultura que a menudo promueve la actividad laboral constante como determinante del éxito, la línea entre una laboriosidad saludable y una adicción al trabajo destructiva puede ser peligrosamente delgada. Ser llamado adicto al trabajo a menudo se considera incluso un motivo de orgullo.

Pero para algunos, la necesidad obsesiva de trabajar les lleva a dedicarse a ello a costa de todo lo demás. La salud, las relaciones e incluso la calidad del trabajo se ven afectadas. Es un alto precio a pagar. Las investigaciones incluso muestran que los adictos al trabajo son menos productivos que sus colegas con una actitud y un enfoque más saludable hacia las tareas profesionales.

Hace muchos años, el problema se detectó en Japón, donde se observó el fenómeno del karoshi (muerte por exceso de trabajo). Un informe japonés de 2016 decía que hasta 1/5 de los japoneses corren riesgo de sufrir esto. Pero el problema afecta a todos en casi todo el mundo.

 

 

La adicción al trabajo y las enseñanzas de la Iglesia

La Iglesia Católica ha enfatizado durante mucho tiempo en el valor del trabajo como medio para realizar la humanidad y servir a los demás. Sin embargo, centrarse excesivamente en el trabajo a expensas de la salud, las relaciones familiares y la vida espiritual se considera incompatible con las enseñanzas de la Iglesia. El Papa Juan Pablo II en su encíclica Laborem Exercens (1981) enfatiza que el trabajo debe servir al hombre y no al revés. Como él escribió:

«La primera base del valor del trabajo es la persona misma, su sujeto. Esto trae inmediatamente consigo una conclusión muy importante de carácter ético: si bien es cierto que el hombre está destinado y llamado a trabajar, sobre todo el trabajo es ‘para el hombre’, y no el hombre ‘para el trabajo'». (Laborem Exercens, punto 6).

Así, la Iglesia advierte contra el peligro de convertir el trabajo en un ídolo que, en lugar de aportar plenitud, conduce al agotamiento espiritual y emocional.

Señales de advertencia de adicción al trabajo

La adicción al trabajo se manifiesta de varias maneras. Aquí hay algunas señales de advertencia:

  • Pensar constantemente en el trabajo , incluso en el tiempo libre y durante el descanso.
  • Descuidar las relaciones familiares y sociales en favor del trabajo.
  • Sentirse ansioso o culpable al descansar o realizar otras actividades no relacionadas con el trabajo.
  • Síntomas físicos de fatiga, como problemas para dormir, dolores de cabeza o fatiga crónica.

 

 

Perspectiva espiritual

La adicción al trabajo puede percibirse como una forma de crisis espiritual, donde el trabajo se convierte en un sustituto de una verdadera relación con Dios, comienza a ser un fin en sí mismo. La Iglesia te anima a buscar el equilibrio en tu vida profesional y personal y a cultivar tu vida espiritual a través de la oración y los sacramentos.

El camino hacia la salud

Luchar contra la adicción al trabajo requiere comprender que el valor de una persona no depende únicamente de sus logros profesionales. Vale la pena hacer una revisión periódica del tiempo que dedicas al trabajo y otras áreas de tu vida.

Y si una cosa se entrelaza con la otra, de modo que sentimos que trabajamos sin parar, incluso podemos buscar la ayuda de un especialista que nos ayude a separarlas nuevamente. Es importante encontrar tiempo para el descanso, la recreación y el fomento de las relaciones con los seres queridos.

 

 

Escrito por: Bogna Białecka, vía Aleteia.

 

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