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La admiración nos llena de sentimientos positivos (amor, alegría por la otra persona, reconocimiento positivo…) y nos llena de luz.

Casi siempre existen puntos concretos del otro que son la base del enamoramiento y la atracción. Te atraen su forma de hablar, su seguridad, su inteligencia, su sonrisa, su mirada, su simpatía, su alegría, su preocupación por los demás… Son cualidades muy específicas, que te atraen porque las admiras. Admiras esas cualidades y, por extensión, te atrae la persona. Piénsalo: ¿qué me atrajo del otro? ¿Cuáles fueron las cualidades que me enamoraron?

 

 

Cuando el amor se hace profundo, pueden surgir los defectos

Cuando el amor se hace más profundo, confirmas esas cualidades y disfrutas del efecto que producen en ti. Es cuando el amor se hace más sólido y estable. Pero es también cuando pueden surgir, como contrapartida, los defectos.

Bueno, no es que los defectos surjan. Es que siempre habían estado ahí, pero entonces es cuando empezamos a verlos. Es cuando salen a la luz. Y es que, como no somos perfectos, cada cualidad positiva tiene consecuencias contrarias: de esta manera, el que es creativo y flexible, normalmente es poco organizado y poco puntual. Y el que es extrovertido y expresivo, normalmente es hablador, le cuesta escuchar y dejar hablar a los demás y, con frecuencia, puede llegar a decir cosas de más… Cada cualidad positiva tiene sus consecuencias no tan positivas, pero lógicas.

Para que la relación siga creciendo, hay que seguir admirando

De esta forma, cuando el amor se hace más profundo y en conocimiento mutuo aumenta, las cualidades que se admiraban pueden quedar ocultas detrás de los defectos, que también existen. Sin embargo, para que la pareja funcione, para que la relación siga creciendo, es fundamental volver al origen de la atracción: la admiración de las cualidades que nos atrajeron.

 

 

… y seguir demostrándole al otro esa admiración

Pero no es suficiente con que admires al otro. Lo importante es que se lo digas. Que se lo digas muchas veces: hay que demostrarse esa admiración muchas veces al día. Es una de las formas más efectivas de demostrarse cariño, de potenciar el amor. Y hay mil formas de demostrarlo: decirlo abiertamente, con palabras de admiración, o simplemente con actos de apoyo que demuestran esa admiración. Y es que todos necesitamos sentirnos admirados. Podrá ser admiración física, admiración intelectual, admiración social…

El que se siente admirado se siente querido

Y es que las palabras de admiración son un lenguaje de amor muy extendido: el que se siente admirado por el otro se siente querido. Y, de la misma forma, cuando uno no se siente admirado, y mucho más cuando se siente despreciado o cuando se nos remarcan los defectos de uno por parte del otro, entonces no se siente querido, y con frecuencia busca ese reconocimiento ––y, por tanto, la demostración de atracción y amor–– en otras personas.

Complementarios, no incompatibles

Piensa: lo habitual es que lo que te atrajo fueran cualidades que tú no tienes ––o que tienes, pero que te gustaría tener en mayor medida––. Por esa razón, la atracción produce el enamoramiento y, a la vez, es la base de la complementariedad. Lo que te atrajo era algo que no tenías, y que te complementa.

La magia está en que precisamente esa diferencia nos mejora como pareja, nos hace más fuertes como pareja. Las cualidades que no tiene uno en una pareja las complementa el otro, porque justamente esas cualidades, que yo no tenía, las busqué y me atrajeron. Sin embargo, cuando los defectos del otro cobran un mayor protagonismo, parece que esas diferencias que nos atrajeron se vuelven en nuestra contra, y lo que parecía que nos hacía complementarios de repente parece que nos hace incompatibles.

Para conseguir que una pareja funcione, cuando el amor se hace más maduro, es fundamental volver a las cualidades positivas que nos atrajeron desde el principio, y demostraros admiración mutua. Muchas veces al día. Con una mirada positiva, que ve más allá de los defectos y potencia las virtudes.

Porque cada palabra de admiración, cada detalle, cada gesto se convierte en una demostración de amor hacia el otro, en un hilo más de unión, de estabilidad y de felicidad. Porque el otro se siente admirado. Porque se siente querido. Porque se siente feliz. ¿No crees que vale la pena derrochar mil palabras de admiración cada día para crecer en el amor?

 

 

Escrito por: Fernando Poveda, autor del libro: La pareja que funciona. Blog: laparejaquefunciona.com

 

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