Combatir y vencer el coronavirus ayudó a Álvaro Arízaga a entender realmente lo valioso en la vida. ¡Lee y comparte con tus amigos y familia!
El riesgo de enfermarse gravemente a causa del COVID-19 aumenta con la edad, y los adultos mayores son quienes corren mayor riesgo. Está es la historia de Álvaro Arízaga, quien tuvo que batallar duramente contra el coronavirus… y ¡venció!
Álvaro está casado con Leticia Godwin y tienen una sola hija Camila, de 29 años que no vive con ellos, porque está radicada en Estados Unidos, por ende, tiene junto a su esposa un hogar de dos.
¿Cómo Álvaro se contagió de Covid-19?
Álvaro comenta que su historia es parecida a la de muchos y distinta al mismo tiempo… “hace un año nos enteramos de este virus (en marzo del 2020), ya había llegado a Ecuador el paciente cero, el país se cierra… y aún no éramos absolutamente conscientes de la gravedad, al menos yo no era consciente de la peligrosidad del problema… y solo comentaba y pensaba que ya habían pasado otras pandemias y virus, como: el SARS, MERS, etc., y ninguna llegó a afectar tanto, de hecho no creí que fuera tan mortal”.
En ese tiempo (marzo 2020) Álvaro ya estaba jubilado y se dedicó a cuidar a su mamá, que para esa fecha estaba muy debilitada, y para poder estar pendiente de ella, él debido a la restricción vehicular, se movilizaba diariamente al domicilio de ella en bicicleta, pero en la segunda quincena de ese mes decidió ir a vivir con ella.
La ardua lucha contra el virus
Álvaro estuvo junto a su madre los últimos 15 días de su vida… ella falleció el 1 de abril, pero ya el 31 de marzo él empezó a sentir malestar general en el cuerpo, mucho dolor en la espalda y fiebre, por ello llamó a un médico conocido, que le dijo que se realizara un examen de dengue, porque no había pruebas para Covid-19… de hecho le indicó que, si le salía negativo el resultado, deberían tratarlo contra el coronavirus.
“El resultado del examen salió negativo… llamé al médico y me dijo que debía ser tratado contra el Covid-19… fue así como me tuve que quedar aislado de mi esposa, teniendo en mi mente y en mi corazón la reciente pérdida de mi madre. Tuve que aislarme de mi esposa totalmente porque ella tiene una enfermedad, que, al ser tratada con medicamentos, aminoran las defensas de su sistema inmunológico”, explica Álvaro.
Ya aislado Arízaga tuvo que lidiar contra los fuertes dolores musculares, fiebre que subía y la Paracetamol no ayudaba a disminuir.
“Los dos médicos que me trataron (un infectólogo y un neurólogo) conmigo aplicaron el prueba y error, pero sin duda lo que salvó mi vida fue ese ese examen de sangre, donde había indicadores de posible COVID-19, lo cual dio pie a poder ser tratado a tiempo. De hecho, todos los estudios que me hicieron, los medicamentos que tomé y que me suministraron pese a todo lo mal que pasé, ayudaron a que esté hoy aquí contándoles mi historia”, expresa Arízaga.
Superar la enfermedad con el apoyo de amigos
Álvaro afirma que, si hubiese estado totalmente solo en el periodo de enfermedad, hubiera sido un golpe terrible tanto en lo mental y emocional, porque no habría nadie a quien llamar en caso de emergencia… por ello comenta que el aliento y ayuda de los más allegados sin duda alguna es fundamental para superar este virus, el cual ha dejado dolor y muerte en todos lados.
Cuando él superó la enfermedad al inicio no podía comer mucho y seguía aislado, pero de repente aparecieron personas que no se imaginaba, ni esperaba y que se pusieron a las órdenes, para ayudar verdaderamente y sin ningún compromiso.
“Apareció un amigo que me hacia todas las compras todas las semanas y me escribía por Facebook, se había enterado que estaba enfermo, fue él quien durante 3 meses me ayudó con las compras tanto de medicina como del supermercado, las traía y las dejaba aquí en la mesa… todo lo hacía usando su tarjeta de crédito y yo le reembolsaba vía transferencia… fue alguien super solidario, alguien a quien jamás se me hubiera ocurrido pedirle un favor. A él se sumaron después otros amigos y familiares, y sin duda alguna todos ellos se ganaron varias indulgencias por su amor desinteresado para conmigo… doy gracias a Dios por ello y retomé una amistad con él, su esposa y su hija”, indica Álvaro Arízaga.
Enseñanzas aprendidas por Arízaga
Para Álvaro el virus llegó en un momento clave para la humanidad, como una voz de alerta a toda esta carrera desenfrenada por consumirlo todo y arrasarlo todo. Nos hizo ver lo importante que es la salud mental, física, estar en paz con uno mismo. En mi caso, me hizo ser un persona más compasiva, solidaria, preocupada por los demás, valorar el día a día y lo que tienes.
Finalmente para alegría de este hombre de casi 60 años que venció el COVID-19, él pudo retomar su vida junto a su esposa, quien siempre estuvo ahí por mensajes y videollamadas y hoy pueden dar testimonio que Dios nunca desampara a sus hijos, sin importar las duras pruebas que deban pasar.
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