La vida golpeó duramente a Álvaro y a «Tetey», pero Dios les tenía una segunda oportunidad de amar y ser felices.
Carole Brody Fleet, escritora premiada, escribió en The Huffington Post que los viudos pueden amar a alguien que no sea su primer cónyuge aunque la adoración por su primera pareja nunca desaparezca realmente. Y al no dar cabida a más amor, los viudos activan la posibilidad de sufrir para siempre, escribió Fleet.
“No estamos destinados a vivir en duelo para siempre… no estamos aquí para eso”, escribió Fleet. “Aproveche y lleve adelante los legados que le hayan sido confiados por su amado o amada difuntos. Y si decide hacerlo, vivir una nueva vida puede incluir compañía… y amor”.
Teniendo en cuenta estas palabras les compartimos la historia de Álvaro y «Tetey», quienes padecieron la pérdidas de sus respectivos cónyuges, pero sin esperarlo ni buscarlo Dios nos dejaría terminar sus vidas sin volver a amar de verdad y reencontrarse con la felicidad perdida.
Es importante contar que «Tetey» antes de conocer a Álvaro tenía 5 hijos y 12 nietos, y Álvaro antes de conocer a «Tetey» tenía una hija y un nieto.
¿Cómo se conocieron?
Álvaro: Un buen amigo me llamó para decirme que tenía una amiga viuda como yo y quería saber si estaría dispuesto a salir con ella junto con en grupo. Acepté con escepticismo, porque no tenía muchas ganas, ni expectativas… pero reflexioné y pensé que ya eran casi dos años desde que enviudé y que no estaría mal.
Le pregunté por su nombre y me dijo que se llamaba «Tetey» Puig, no la conocía, y mi amigo me dice: «te vamos a avisar un día de estos para salir a juntos a tomar un café». Me quedé con la curiosidad y empecé a investigar en las redes sociales y resultó ser que éramos amigos en Facebook, no entiendo cómo era amigo de alguien desconocido.
Revisando su cuenta de Facebook me llamó mucho la atención su foto de perfil porque era una fotografía de ella de espaldas con el fondo de la catedral de Santiago de Compostela… yo estaba planificando un viaje, para realizar el camino de Santiago.
Se me ocurrió escribirle por Messenger y preguntarle si era ella la que estaba de espaldas en la foto del perfil. «Tetey» interrumpe y dice: «pero se presentó muy educadamente»… (risas). Al segundo me contestó como si hubiera estado esperando y, me dijo que efectivamente era la catedral de Santiago de Compostela. Luego de esa conversación intercambiamos números de teléfono y finalmente nos conocimos personalmente en Salinas.
Tetey: Estaba con unos amigos en el Yatch Club y me llama Álvaro a preguntar qué iba a hacer el fin de semana y, le dije que estaba en Salinas con unos amigos y él nos dio alcance un viernes y nos vimos durante el fin de semana. A mi también me dijeron mis amigos que había un viudo que querían presentarme.
Me casé de 20 años y toda mi vida había estado junto a Roberto (+), pero acepté he hice lo mismo que Álvaro, buscarlo en redes. Tenía una foto con su hija embarazada y se lo veía tan dulce que pensé este señor debe ser buena gente, tenía cara de buena gente, (risas)…
Un buen día me llama una amiga y me dice: «ya está tarde salgamos a tomar un café con Álvaro», y le respondí: «que pena, es el cumpleaños de mi nieto y no voy a dejar de ir por salir a tomar un café con un desconocido».
¿Cuál fue la reacción de los hijos?
Álvaro: A los 5 días de al fin conocer a «Tetey» le comenté a mi hija camila, que estaba saliendo con una señora viuda y que me había empezado a gustar pero que tenía miedo, y le pregunté: ¿qué crees que debo hacer?
Cami me dijo que siga mi corazón… «eres joven, aún tienes mucho amor que dar» y fue realmente ella quien me apoyó. El único consejo que me dio fue que me presente bien vestido y que no vaya en Crocs, camisa hawaiana y short, pero en esa parte no le hice caso. Me presente como soy.
Tetey: Lo mío fue más complicado porque son cinco personas distintas. Empecé desde la mayor y fui contándoles en orden de edad hasta llegar a mi hijo menor, quien pensé iba a ser el que más se podría resistir, pero me dijo algo que me llenó el alma: «yo viví junto a usted la pérdida de mi papá y vi cómo sufrió. Lo que más quiero es que usted sea feliz, que tenga yo celos no es lo relevante, usted es una mujer inteligente y se que tomará la decisión correcta, por mi mamita dele bala”.
La reacción inicial fue positiva de parte de todas mis hijas, eso sí armaron su agencia de investigación para ver quién era este señor, incluso mis yernos colaboraron en la investigación, pero no encontraron nada.
Pedida de mano
Tetey y Álvaro: Para nuestros hijos quizás fue muy rápido, pero ya después de haber transitado ambos por nuestros respectivos matrimonios y que en ambos casos fueron buenos, con todos los problemas que un matrimonio implica, después de año y medio fue el tiempo suficiente para conocernos y tomar la decisión. Por eso quisimos repetir lo que ya habíamos vivido, comentan.
Álvaro: A mí me tocó pedir la mano de «Tetey» a su hijo Roberto, él se encontraba en los Estados Unidos y lo llamé, conversamos largo sobre mis intenciones con su mamá y fue muy bien su respuesta.
Para sus nietos la mayor preocupación era que su abuela los deje de lado y se olvide de ellos, por eso le sugerí hacer una reunión solo con los nietos, sin padres. Ahí hicimos entender a los chicos que ellos seguirán siendo importantes para «Tetey» y para mí también.
¿Por qué tomaron la decisión de casarse?
Álvaro: Cuando comente con amigos y familiares muchos me decían: «para qué te vas a volver a casar, ya estas viejo, no te compliques», pero realmente lo decidimos por nuestros hijos y nietos. Una de las cosas importantes es que nosotros decidimos solo casarnos por la Iglesia Católica, lo cual es permitido para viudos sin necesidad del civil. La razón principal es que queríamos que nuestra unión sea bendecida por Dios y que sea un ejemplo para nuestros hijos y nietos.
Tetey: A mí decían: «¡uy! que pereza volver a casarte, quédate de novio no más». Pero realmente a mi lo que me más me importaba es que sea una relación formal ante los ojos de Dios y que es lo que a Álvaro también le importaba. Es lo que hemos sembrado e inculcado a nuestros hijos, uno no puede tener doble discurso.
Soy muy agradecida con Álvaro al venir él a vivir a mi casa, hoy nuestra casa, porque aún tengo un hijo soltero, no lo quería dejar abandonado o que vea el cómo resuelve su vida y yo irme a vivir con mi esposo. Estamos adaptándonos… interrumpe Álvaro, totalmente adaptado.
Durante el noviazgo, ¿influyó el recuerdo de su pareja anterior?
Álvaro: Definitivamente que sí. Yo diría que es la parte más compleja que una pareja de viudos tiene que afrontar, sobretodo porque en nuestro caso ambos estuvimos casados 34 años y con matrimonios muy buenos. Seguimos queriendo a nuestras primeras parejas, pero a ratos uno los quiere más, no es fácil.
No cualquier pareja se atreve a dar este paso y más si han experimentado una pérdida, pero es verdad que la soledad es muy dura y existe el matrimonio de cuatro.
Tetey: Muchas veces en nuestra relación recordamos a nuestras parejas y nos referimos entre nosotros como les decíamos a ellos. Más allá de pensar que si me dice «nena», así le decía él a Leticia (+), creo que si él lo hace es porque está asociando ese amor tan grande que tuvo por ella y ahora lo tiene por mí.
Para mí Leticia (+) y Roberto (+) están totalmente entrelazados con nosotros, incluso he llegado a pensar que de alguna manera ellos nos juntaron.
Además, mi cuñada Rebeca fue una pieza clave en esta relación, siempre me apoyó, acogió a Álvaro, le daba consejos. Rebeca es mi hermana. Así también algo que me emocionó mucho fue la homilía que dio el padre Gino Ruggiero, él fue quien me acompañó cuando murió Roberto. Él celebraba las misas virtuales y luego incluso ya venía a almorzar junto a mis hijos. Él nos guío en el noviazgo a Álvaro y a mí, nos confesó y celebró nuestro matrimonio.
Algo que él dijo fue: «he aprendido una lección a través de ustedes, el amor está hecho solo para expandirse y crecer».
Entrevista: Arcadio Arosemena.
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