En una sociedad como la actual, hablar de “hasta que la muerte nos separe” parece que fuera una historia fantasiosa. ¿Por qué hoy es cada vez más difícil que los matrimonios duren?
¿Quién no quiere amar y ser amado? Ciertamente, ese es un deseo principal en la vida de cualquier ser humano. La gran pregunta es: ¿cómo logramos vivirlo de modo auténtico? Si lo aplicamos al matrimonio, ¿cómo se puede amar una persona “hasta que la muerte nos separe”?
Comprensiblemente es una tarea difícil que implica mucho. Entre lo que está un compromiso, una voluntad decidida, opciones radicales para superar posibles obstáculos, así como la renuncia y sacrificios de varios gustos o intereses personales, para el bien de la pareja, y, consecuentemente, para el matrimonio. Además, debemos tener en cuenta el mundo, en el que estamos inmersos, el cual agrede directamente a la familia, con distintas ideologías, buscando objetivamente la destrucción de esta célula nuclear y básica de la sociedad.
¿Cuáles son las prioridades?
Quiero empezar con un marco muy general, pero, no por eso abstracto. Lo primero que la pareja debe tener claro son las prioridades. Tenemos tantas responsabilidades, desde las más pequeñas y sencillas como comprar la comida, pagar las cuentas, hasta el trabajo diario que muchas veces puede ser agotador. Por ello, es fundamental priorizar, a fin de que la vida no se convierta en una locura. Muchas veces sucede que nos vemos perdidos, confundidos, olvidándonos de lo más importante: el amor a Dios, que nutre a la pareja e incluso a los mismos hijos.
Para establecer qué es lo más importante, avancemos de acuerdo al orden de prioridades:
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2. El amor del matrimonio. Este está previo al amor y dedicación a los hijos. No significa que se ame menos o peor a los hijos; simplemente son amores distintos. Debe quedar claro que si la pareja no tiene una relación saludable, naturalmente, eso se termina reflejando en los hijos. Es más, vale la pena decir con mucha claridad, que la pareja necesita momentos a solas. Sin esos momentos es muy complicado cultivar el amor entre los dos. |
3. El cariño y sacrificio por los hijos. No es fácil. Pues llegamos cansados y no tenemos tiempo por el trabajo. Los padres saben muy bien que sus hijos necesitan su amor, pero, es un esfuerzo tan difícil, por el cansancio y peso de tantas responsabilidades, que a veces, no sólo no tenemos el tiempo suficiente, sino que estamos agotados cuando “podríamos” dedicarle tiempo. Por eso, aquí es dónde se ve, que tan dispuestos están los padres, realmente, para hacer un esfuerzo sacrificado, y aprovechar los pocos momentos o minutos para darles una sonrisa, un abrazo o un gesto de amor, de cariño, etc. No son suficientes los regalos u otras cosas, por más buena intención que tengamos. Los hijos necesitan un beso, un abrazo, un “te quiero”, lo material no reemplaza esa manifestación concreta de amor. |
Por: Pablo Augusto Perazzo
Máster en Educación.