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«Romper el círculo». ¿Qué se necesita para escapar de una espiral de dolor y violencia?

«Romper el círculo» es una novela de Colleen Hoover que ha sido adaptada a la pantalla grande, la cual, en su historia, muestra una realidad que se vive en muchos hogares, pero que muy pocas veces nos atrevemos a contar.

La película, interpretada por Blake Lively y dirigida por Justin Baldoni, relata la historia de Lily Bloom, quien se enamora de un hombre espectacular pero con un pasado complicado y una agresividad incontrolable. En la película se narra el pasado de Lily y cómo la violencia doméstica vivida en su hogar la lleva a vivir en ese mismo círculo de un amor tormentoso y violento.

Entre lágrimas y muchas reflexiones, quiero contarte un poco acerca de esta maravillosa película.

 

 

Reflexiones sobre Romper el círculo

Quiero compartirte algunas reflexiones que me dejó a lo largo de dos horas en las que vemos drama, romance, tristeza, pero, sobre todo, valentía y amor propio:

El maltrato tiene muchas formas, pero también muchas salidas

Sufrir maltrato puede ser una de las peores experiencias por las que puede pasar un ser humano. No solo hablamos de maltrato físico, sino también verbal, emocional o psicológico, el cual puede dejar graves consecuencias, llegando incluso a ser devastadoras.

En la película, Lily se encuentra con el perfil de un maltratador, uno que logró ver en su niñez con su propio padre y que, ahora, lastimosamente, se repite. Su esposo termina mostrando su verdadera personalidad: inflexible, agresiva y, sobre todo, cruel, lo cual la deja confundida.

A pesar de todo esto, se ve la fuerza de su círculo de amigos, quienes logran hacerla sentir valiosa y, lo más importante, no la dejan sola, dándole ánimos para buscar una salida.

 

 

Dónde se posa la mirada de una sociedad que parece anestesiada

Hoy en día parecemos anestesiados al dolor, ya que a veces evadimos una realidad que conlleva mucho sufrimiento. En muchos casos, hemos llegado a acostumbrarnos a varios tipos de violencia, e incluso la hemos llegado a romantizar, sin pensar en las consecuencias que puede tener.

Esta película nos muestra que la violencia no trae más que dolor y desolación, tanto para quien la sufre como para quien la ejerce. Las heridas del pasado o nuestras propias inseguridades nos pueden llevar a ser nosotros mismos los que cometamos violencia (recordando que no toda violencia son golpes), haciendo que este círculo continúe dañando a más personas inocentes e incluso a nosotros mismos.

No podemos culpar a una víctima o a un perpetrador, pero sí podemos cortar esos lazos de violencia y hacer un cambio en nuestra vida y la de los demás.

Pedir ayuda, ya sea si sufrimos o si herimos, es un paso importante, recordando que Dios ama a los que sufren y perdona a quienes lastiman. Lo esencial es reconocer el dolor que estamos pasando y regresar a la fuente de vida, de paz, de amor y de perdón, que es Dios.

 

 

«Romper el círculo» es reconocer nuestro valor sabiéndose hijos amados del Padre

Reconocerse como hijo amado de Dios y saber que Él nos sigue amando profundamente debería hacernos comprender nuestro inmenso valor, llenándonos de fortaleza y confianza para afrontar cualquier dificultad que se nos presente en la vida.

Sea cual sea la causa aparente de los problemas, confiar en que no estamos solos, ya que tenemos un Dios que nos acompaña.

Debemos ser valientes y recordar lo que Dios nos dijo hace siglos y nos sigue recordando, demostrando una vez más su amor por nosotros, como aparece en Isaías 43: 4-5:

«Porque tú eres de gran precio a mis ojos, porque eres valioso, y yo te amo, entrego hombres a cambio de ti y pueblos a cambio de tu vida. No temas, porque yo estoy contigo: traeré a tu descendencia desde Oriente y te reuniré desde Occidente».

Finalmente, «Romper el círculo» es saltar de un precipicio, pero fe y confianza puesta en Dios

Es tan fácil decir y criticar: ¿por qué alguien puede permitir tanta violencia? ¿Por qué no se valoran? La realidad es que soltar, muchas veces, resulta muy difícil.

Requiere de una gran valentía, algo parecido a saltar de un precipicio sin paracaídas. La única diferencia es que si pedimos ayuda a Dios, al momento de saltar, caeremos en sus manos y, aunque la realidad sea dura, será más ligera de sobrellevar, pues Él nos sostiene.

Poder romper el círculo y liberarnos de años del mismo patrón que ha acompañado quizás a muchas generaciones es algo liberador. Puede ser abrumador al principio e incluso generar desconfianza e incertidumbre en nuestra vida, pero debemos darle tiempo al tiempo, ya que Dios acomoda todo en su momento.

 

 

Escrito por: Katerin Carías, vía Catholic-Link.

 

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