La vida humana se inicia en el momento de la concepción, este es un dato científico. 23 cromosomas de la madre y el padre respectivamente, se unen y dan lugar a un ser con 46 cromosomas que tiene características únicas e irrepetibles en la historia de la humanidad.
El embarazo es un proceso complejo que involucra a la madre y a todo su sistema alrededor. Es la labor de entrega y donación más grande que existe pues donas tu propio cuerpo para que nutra con tu sangre y albergue en sus entrañas a otro ser humano que siempre será tu hijo.
No es novedad que el mundo occidental se encuentra dividido en posiciones acerca del embarazo y la vida. La posición a favor del aborto, conocida también como Pro Choice, afirma que es decisión única y exclusiva de la mujer hacer con su cuerpo lo que ella quiera. Esto por supuesto llega a su máxima expresión cuando la mujer es capaz de deshacerse de su hijo por medio de un aborto por decisión propia. A eso le llaman “empoderamiento de la mujer”.
Muchas veces los argumentos utilizados suenan tan “razonables” que si no tenemos una información real, científica y de fe, nos podemos quedar sin palabras y hasta en algunos casos con la duda sobre si abortar en circunstancias determinadas sería la mejor opción para una mujer. Por esta razón te presentamos hechos que rebaten las ideas pro abortistas y nos aclaran que el derecho a la vida lo tenemos todos, incluso un bebé creciendo en el vientre de su madre.
El cuerpo del embrión no es el cuerpo de la madre
El cuerpo del embrión es un cuerpo completamente distinto al de la madre. Tiene una genética única e irrepetible desde ese primer momento de la concepción donde todas sus características han sido ya definidas. Si bien el bebé en ese momento no puede valerse por sí solo eso no le resta humanidad. Lo mismo sucede con un bebé recién nacido, tampoco puede valerse por sí mismo, pero sigue siendo una persona. Ambos necesitan de su madre para sobrevivir y no es derecho de la madre deshacerse de ellos, en ninguno de los dos casos son su cuerpo.
El “aborto terapéutico” no cura
Terapia significa curar y el aborto no cura nada. Existen embarazos de riesgo muy alto, es verdad. La tecnología está tan avanzada que es posible tomar los cuidados necesarios para tratar de salvar ambas vidas. En este proceso puede suceder que una de ellas lamentablemente se pierda, eso no lo podemos controlar, pero no tenemos por qué decidir cual se salva y cual no.
Un aborto luego de una violación aumenta el dolor y la tragedia
La violación sexual es una espantosa agresión. Esto es una realidad. Si producto de esa violación resulta un embarazo, el deshacerse del niño concebido no va a aminorar el dolor, ni el trauma. Por el contrario un aborto genera mayor daño, pues la mujer va en contra de lo más profundo de su ser. El síndrome post aborto existe y agrava estas situaciones. Eliminar a un niño no es la solución más justa en un acto de violencia tal.
Eliminar a un niño con deficiencias no frena el dolor
El aborto eugenésico, es decir abortar a un niño por sus condiciones, no termina el dolor de los padres ni del mismo niño. Está demostrado científicamente que el deseo de vivir, la actitud hacia el futuro y la vulnerabilidad a la frustración son las mismas en personas con deficiencias físicas y sin ellas no hay diferencia en el deseo a la vida.
Sólo deben nacer los niños deseados
Los sentimientos son tan volátiles que este argumento se diluye por sí sólo. ¿Cómo sabes que no vas a desear a este niño en una etapa más avanzada de tu embarazo? Lo que sientes hoy cambia mañana. Es imposible conocer el futuro. Menos el futuro de los sentimientos. Poner a una vida, la de tu hijo, a esa altura es absurdo.
Vía: Catholic-Link