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Para llegar a la excelencia es necesario atender la dimensión más humana de su equipo.

Es habitual entre empresarios que pretenden cierta solvencia empresarial y una supervivencia consolidada en el mercado que se centren en la eficiencia como concepto que les permite lograr mayores cuotas de competitividad.

Esa competitividad sería el garante en sí de supervivencia en un mercado en competencia ya que puede ajustar precios.  La eficiencia entendida como el no desperdicio de recursos puede tener vertientes de nivel técnico, como una mejor combinación de inputs o eficiencia organizativa, relacionada con la relación de las partes de la empresa para no desperdiciar recursos tan valiosos como el tiempo. 

La importancia del trabajo en equipo

Por supuesto, la mayoría de los empresarios creen poseer un conocimiento casi perfecto de su organización por su plena dedicación y su preocupación por la eficiencia y competencia.  Pero esto no es suficiente. 

Todo el mundo suele ver normal que un entrenador de un equipo deportivo de élite para competir al más alto nivel no se contente únicamente con conocer los recursos técnicos y con saber combinar tácticamente a sus jugadores.  Se entiende normal que esté al tanto de las circunstancias personales de sus jugadores e incluso que disponga de cierta capacidad psicológica para lidiar los conflictos personales.  Está encima de las situaciones personales de sus jugadores a pesar de ser adultos para que el rendimiento del equipo no decaiga en la temporada. Y es que en todos los ámbitos se entiende que el equipo no sólo debe ser competitivo sino que además debe lograr cotas de excelencia.  Y es que más allá de la eficiencia, la excelencia requiere una aproximación a la dimensión humana de cualquier agrupación.

A pesar de esto, resulta curioso que esos empresarios que creían conocer bien su propia empresa y que entienden perfectamente el símil del equipo deportivo, muestran un gran desconocimiento sobre las circunstancias personales, familiares e incluso de salud de los integrantes de su empresa. 

Aunque para lograr excelencia sería imprescindible que cualquier líder o responsable de equipos humanos conociera esta dimensión personal no suele ser lo habitual. Generalmente se suele abocar a la responsabilidad individual por tratarse de personas adultas dejando de lado la empresa. Pero desde su carácter sistémico, tomar en cuenta el bienestar de los trabajadores no sólo repercute en su salud individual sino que repercute positivamente en el funcionamiento de la empresa. 

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Por eso mismo, desde una visión más integradora de la empresa podemos entender la necesidad lograr excelencia. Y es que si bien la supervivencia en los mercados competitivos se basa en el eficiencia, las grandes empresas tienen muy claro que lo que les permite una posición dominante y sólida en el medio y largo plazo es apostar por la excelencia. Así como la eficiencia permite la supervivencia, la excelencia nos lleva a la realización no sólo de la empresa sino también de cada uno de sus integrantes. Esa excelencia debe ser la meta de las empresas en el siglo XXI. 
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