A pocos minutos de la capital se puede disfrutar de la aventura de los deportes extremos.
Partiendo de Quito hacia el noroeste, queda el cantón San Miguel de los Bancos, a unos 80 kilómetros de la capital, pero aún dentro de la provincia de Pichincha, está ubicado Mindo, un sitio paradisiaco. Cualquiera que llegue escucha el trino de los pájaros y al viento acariciar las ramas de los árboles. No muy lejos, el río Nambillo fluye con rapidez.
Visitar este bosque protector es adentrarse en la naturaleza. Cerca de 500 especies de aves tiñen sus cielos de maravillosos colores, alternando con los 1200 tipos de mariposas; además de los anfibios, reptiles y demás especies que ahí habitan.
Mindo es una zona reconocida mundialmente por su belleza, que atrae a cualquier amante de la vida silvestre por su flora, fauna y por las diversas actividades que se pueden realizar como: cascadas, senderismo, rafting, Zipline Tour, tarabita, canopy entre otros.
Para qué engañarnos, nuestro objetivo principal no era ver las mariposas, sino el canopy. El guía nos dio los arneses, cascos y guantes. Tal es la cantidad de visitantes que llegó al lugar que nuestro instructor se colocó en una tarima para realizar el primer tramo, mientras que todos los participantes lo escuchaban atentamente, pero con ansias de lanzarse.
Después de una hora, fue nuestro turno. Subimos a la tarima. El guía nos colocó un arnés con los cables, nos dio las respectivas instrucciones de cómo colocar las manos y sin más espera, nos lanzamos. ¡Qué maravillosa vista! Al inicio da miedo colgar desde un cable sobre vegetación exuberante y observar el abismo a muchos metros de altura, pero sin duda es una experiencia que no tiene precio. Del otro lado nos esperó otro guía. Nos ayudó a bajarnos del cable y caminar hasta el siguiente tramo. Hay que admitir que es cansado caminar cargando los arneses para llegar al siguiente punto, pero la aventura lo vale.
Cuando terminamos los 10 tramos, estábamos exhaustos pero felices y luego, nos ganamos un delicioso almuerzo. La comida típica tradicional de la serranía ecuatoriana es parte del menú de los restaurantes de los alrededores. Después de almorzar, decidimos realizar una actividad menos extrema. Es así que nos dirigimos al mariposario. Un lugar donde se observa a más de 90 especies de mariposas. Todas ellas revoloteando por el lugar, sin miedo a posarse en las personas para ser captadas en las más soñadas fotografías.
Concluida la visita al mariposario, teníamos de frente el rafting. Emocionados por esta nueva aventura, nos quitamos los zapatos, los equipos electrónicos, nos colocamos los cascos y los chalecos salvavida
s. Las instrucciones de rigor y nos sentamos en las boyas. La corriente nos llevó río abajo, golpeando las boyas contra las rocas, salpicando de agua helada la montaña. Aferrándonos a las cuerdas, el río literalmente nos arrastró.
Al llegar a la parte más baja del valle, el guía detuvo la boya y nos ayudó a volver a tierra firme. Nos recibieron mis padres y mis tíos, con toallas, ropa seca y aquella expresión de alivio en sus rostros, como si nos hubiésemos salvado de milagro. Mucha gente se va al extranjero para tener deportes extremos y contacto con la naturaleza, pero todo eso hay en Mindo, a pocos minutos de Quito.
Por Adriadna Ampuño
Estudiante Comunicacion UEES