Compartir:

Black Lives Matter se ha convertido en un lema para un movimiento social más amplio, pero existen distintas organizaciones con este nombre.

La frase #BlackLivesMatter comenzó a usarse tras la muerte de Trayvon Martin en 2012. Dos años después, en 2014, surgió el movimiento con diversas protestas en Ferguson, estado de Missouri, luego de que un policía matara al afroamericano Michael Brown. La indignación volvió a surgir con el asesinato de George Floyd en mayo 2020 a manos de otro policía.

Black Lives Matter se ha convertido en un lema para un movimiento social más amplio, pero existen distintas organizaciones con este nombre. La más grande y con mejor financiamiento es la Black Lives Matter Global Network Foundation, con una red de capítulos locales en distintos lugares de Estados Unidos y otros países, que administra el sitio web blacklivesmatter.com.

Diversos líderes de la Iglesia afirmaron que es importante trabajar para superar el racismo, pero cuando se hace una protesta para pedir justicia esta no implica asumir necesariamente las posturas de las organizaciones que conforman el movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan).

 

 

Black Lives Matter Global Network Foundation

La Black Lives Matter Global Network Foundation promueve la ideología de género y tiene corrientes de pensamiento socialistas o de luchas de clases con las que un católico no puede estar de acuerdo. Sin embargo, algunos grupos de iglesia han llegado al extremo de desacreditar la lucha contra el racismo o a simplemente negarlo, como si éste no existiera.

Por su parte, el Obispo Shelton Fabre, jefe del comité sobre racismo del Episcopado estadounidense, dijo a la prensa que los católicos deben unirse para buscar la justicia racial. “Black Lives Matter tiene una agenda más amplia que cubre varios aspectos sociales, algunos de los cuales no están en armonía con la enseñanza católica. Sin embargo, en el asunto de estar juntos ante la injusticia del racismo, creo que la enseñanza social de la Iglesia y Black Lives Matter están de acuerdo”, dijo el Obispo.

Personalmente comparto esta postura. Es ridículo negar el racismo contra los negros (o afroamericanos con a veces se hacen llamar). La historia mundial ha sido testigo de la esclavitud y la segregación racial contra ellos. Hasta hace pocos años en Estados Unidos había baños, universidades y demás elementos públicos separados por color de piel. En 1956, Rosa Parks fue encarcelada por no cederle su asiento del bus a un hombre blanco.

 

 

Postura de los católicos

¿Acaso los católicos no leemos historia? ¿Acaso por el pavor que le tenemos al progresismo tenemos que llegar a actitudes fanáticas y ridículas como negar el racismo?
Y no se trata solo de Estados Unidos, aquí en Ecuador también existe racismo contra los negros. En 2009, Felipe Caicedo, delantero del Manchester City fue percibido como un delincuente solo por su color de piel y los propietarios del restaurante donde estaba comiendo llamaron a la policía.

Testimonios así tengo cientos porque, gracias a Dios, desde hace más de 10 años trabajo con jóvenes negros. En su momento fui su profesor, hoy soy su amigo y hasta compadre. Ellos me cuentan en primera persona todas las cosas que sufren solo por su color de piel.
Y no se trata de hacerse las víctimas. Los negros que yo conozco son resilientes, son trabajadores, salen adelante a pesar de la discriminación. Pero su buena actitud y carácter para afrontar el problema no implica que no exista racismo.

Considero que, como católicos, en lugar de andarnos peleando con cualquier movimiento que nos parezca progresista deberíamos ver los puntos en común, anunciando lo bueno y denunciando lo malo.

Finalizo con unas palabras de la Doctrina Social de la Iglesia: Puesto que en el rostro de cada hombre resplandece algo de la gloria de Dios, la dignidad de todo hombre ante Dios es el fundamento de la dignidad del hombre ante los demás hombres. Esto es, además, el fundamento último de la radical igualdad y fraternidad entre los hombres, independientemente de su raza, Nación, sexo, origen, cultura y clase.

 

 

Escrito por: José Miguel Yturralde Torres, Director General www.ypsilom.com

 

Compartir: