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Los padres pecan en boicotear las emociones de su o sus hijos, esto lo hacen sin querer o sin saber, pero repercuten en la salud emocional de los más chicos.

¿Te ha pasado que de repente tu hijo te dice o te pide algo… y tú le dices que no… y empieza la lloradera? Esto es muy común y en vez de solucionar el problema, lo que causa es que el niño o niña siga llorando, gritando y no termina por calmarse.

Tal vez pienses que él o ella estén exagerando… pero la realidad es que como padres tomamos muchas veces una pésima actitud ante las emociones de nuestros hijos… y, esto es porque no sabemos cómo reaccionar ante sus emociones desbordadas de frustración, enojo, llanto, susto, etc.

Entonces una de las actitudes que como padres tomamos y, a esta la podemos llamar boicot a las emociones, la cual busca no aceptar o tapar de alguna manera las reacciones de nuestros hijos… esto lo hacemos porque nos molesta o porque no lo podemos o queremos soportar… sin embargo, a la larga esto que hacemos tendrá serias repercusiones en nuestros hijos, las cuales quizás no notemos al momento pero llegarán a futuro.

 

 

Identificar emociones

El gran tema que tenemos todas las personas es que no siempre identificamos cómo nos sentimos y si no lo sabemos y no lo identificamos, va a ser muy difícil que hagamos algo, ya sea para solucionar o para actuar en consecuencia.

Si nosotros como adultos a veces no identificamos cómo nos sentimos, imagínate tu hijo… y ahora imagínate si nosotros les estamos boicoteando esas emociones… les estamos haciendo un gran daño. ¡Ojo! Nosotros sabemos que no lo hacemos voluntariamente, pero ahora ya lo sabemos.

Quiero que te cuestiones: ¿Cómo reaccionas cuando tu hijo llora, grita o hace una rabieta? Por ejemplo si a mí me llegan con el grito, yo también me altero y lo primero que tiendo a hacer es decirle a mi hijo que se calle o no digas nada o no tienes por qué gritar de esa manera… es una reacción que yo tengo, pero sé que debo pelear contra eso, porque mi hijo si llega con esa actitud, es porque tienen una necesidad y mi labor es poder ayudarle a identificar esa emoción y puedan manejarla.

Es probable también que pensemos que por lo que pasa nuestro o nuestros hijos sea algo muy pequeño, en casos tales como: llora porque el mismo vaso de su hermano hermana, o porque se le rompió un lápiz o no puede encajar una pieza de un juego tipo rompecabezas… pero todas estas cosas valen la pena valorarlas y atenderlas.

Debemos tener presente que dependiendo de la edad que tengan nuestros hijos, las reacciones o las emociones que tengan, las podremos ver a menor o mayor escala.

 

 

Nuestro deber como padres

Definitivamente nosotros como adultos vemos las cosas desde otra perspectiva, entonces al final de cuentas, nuestro deber como padres es actuar como coach emocional de ellos, ayudarlos a que ellos identifiquen sus propias emociones y de alguna manera aprendan a sobrellevarlas.

Lo que debemos apoyar los padres y nuestros hijos tienen que ver reflejado en nosotros, es cómo identificamos y vamos ordenando y acomodando las actitudes que tenemos conforme a estas emociones, que es natural que puedan suceder y que solo hay que manejarlas con cabeza fría, sin gritos, ni insultos y mucho menos sin golpes.

 

 

Escrito por: Indalecio Montemayor, Consultor Familiar y Co-Fundador de Familink, que fue expositor en el Simposio Internacional Virtual Matrimonio y Familia.

 

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