Ante la tragedia que vive el país luego del terremoto del pasado 16 de abril, todo el Ecuador se movió en una gran cadena de solidaridad.
El Papa Francisco en pocas líneas supo unir fe y solidaridad: “Una fe sin solidaridad es una fe sin Dios, una fe sin Cristo, una fe sin hermanos”. Es que si decimos que creemos no podemos ignorar al hermano en sus necesidades concretas.
En el año 2013 Francisco señalaba cómo vivir la solidaridad y lo hacía a partir del pasaje Evangélico de la multiplicación de los panes y de los peces. Es que la solidaridad está en la capacidad de cambiar nuestra actitud y hacer nuestra la necesidad de los demás. “¿De dónde nace la multiplicación de los panes? La respuesta está en la invitación de Jesús a los discípulos: “Denles de comer”. ¿Qué comparten los discípulos? Lo poco que tienen: cinco panes y dos peces”
Esos panes y esos peces en las manos del Señor sacian a toda la multitud.
Y es lo que hemos visto en estos días, un multiplicarse de alimentos. Cada uno está compartiendo sus “pocos panes y peces” y entre todos hacemos el milagro.
Francisco afirma que “una palabra clave de la que no debemos tener miedo es “solidaridad”, o sea, saber poner a disposición de Dios lo que tenemos, nuestras humildes capacidades, porque sólo compartiendo, sólo en el don, nuestra vida será fecunda, dará fruto”.
En Riobamba viví verdaderos “milagros de solidaridad”. También aprendí lo que significa una ciudad devastada y el saber levantarse de las ruinas. No es fácil, la tragedia rompe el corazón y una sola palabra es una fuerza poderosa.
Esa fuerza es la que debemos transmitir a todos nuestros hermanos, especialmente de Manabí y Esmeraldas, que están sufriendo. No pueden dejar de creer que los milagros existen y de que el Ecuador entero multiplicará los “panes” y “peces” a través de verdaderas cadenas de solidaridad. Sigamos unidos con ellos en oración y acción.
Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, sdb