No sabemos si Messi la leyó o la va a leer, pero el mensaje de esta maestra cobró fama por haber revelado a la opinión pública el origen del fracaso escolar de miles de niños argentinos.
“Podría escribirte sobre la maravilla de tus talentos para el deporte más amado de nuestro país, sobre la admiración que despertás en cada uno de los chicos del mundo entero. Pero todo eso sería repetir frases hechas. Por eso voy a escribirte para que me ayudes en un reto mucho más complejo de los que hasta ahora enfrentaste, quiero que me ayudes en la difícil misión de formar las conductas de esos chicos que te ven como un héroe y como un ejemplo a seguir.
Por más amor y dedicación que ponga en mi trabajo, jamás tendré de mis alumnos esa maravillosa fascinación que sienten por alguien como vos. Y hoy verán a su más grande ídolo rendirse.
Y te lo dice una maestra que con el abismal espacio que nos separa, lidia con esa liviana costumbre argentina de creer que el trabajo de otro es sencillo…
Por favor no renuncies, no les hagas creer que en este país solo importa ganar y ser primero. No les muestres que por más éxitos que uno coseche en la vida, nunca terminará de conformar a los demás y, peor aún, no les hagas sentir que deben vivir para conformar a los otros…”
Son palabras de la maestra argentina Johana Fucks quien a través de esta carta impulsa a Lionel Messi a demostrar al mundo la verdad del esfuerzo y la constancia. Esta profesora estuvo en las conversaciones de casi todos los argentino, pero no solo cobró fama por eso, sino también por haber revelado a la opinión pública el origen del fracaso escolar de miles de niños argentinos, incluso podríamos decir latinoamericanos, que se encuentran escondidos, casi disfrazados de un maquillaje oficial que habla de eficiencia y cambio paradigmático en la educación de nuestros países.
Gracias Johana por recordarnos que la educación es un compromiso del alma, que no se soluciona construyendo canchas sintéticas, ni remedos de templos griegos o construcciones posmodernas vanguardistas.
El éxito no radica en conocer más, sino en la capacidad de resolver problemas y de sentir con el otro para aprender juntos.
El reto de la educación hoy es conectar a nuestros hijos y alumnos con las necesidades, frustraciones y creativas soluciones a problemas del día a día y eso no se soluciona pensando en el éxito como única condición porque en la vida hay más. Hoy está comprobado que el éxito no radica en conocer más, sino en la capacidad de resolver problemas y de sentir con el otro para aprender juntos.
Cuando el Papa Francisco abrió el año Santo de la Misericordia nos quiso demostrar que solo los que aman a sus semejantes y aman lo que hacen cada día poseen la competencia de saber vivir y saber hacer una sociedad más humana y posible para todos.
Esto se contrapone al concepto exitista y vitalista del hombre moderno. El modelo a seguir por miles de adolescentes hoy es el profesional moldeado en gym, carro a su disposición para ir de farra en farra y no perderse ninguna diversión, pero además no se equivoca nunca. Por eso según este concepto Messi es un fracaso…
Gracias profe Johana por recordarnos el verdadero valor de ser joven. A pesar de las dificultades poder crecer, mirar la vida como un desafío posible, donde no predomine el egoísmo del exitismo, sino la misericordia de la vida compartida y la alegría que nos transmitía Jesucristo cuando nos decía “sean uno como mi Padre y yo somos uno…”, “…aparta de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya…” luego moría en la cruz, otro ídolo que aparentemente “fracasaba”.
Ese es el modelo que aspiramos para nuestros hijos, la opción por la libertad de cuerpo y espíritu, un espíritu libre para soñar y hacer realidad los sueños, con constancia y responsabilidad, donde el esfuerzo sea la norma cotidiana. Donde el verdadero éxito deba trascender todas las esferas del ser humano, su inteligencia, su voluntad, su espíritu, sus relaciones y su capacidad de amar.
Por: Víctor Cárdenas Negrete
Centro Pedagógico Kentenich