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la Ab. Caterina Costa de García, comenta acerca de las facetas de las mujeres y la formación de los hijos.

En esta oportunidad tuvimos el agrado de conversar con la Ab. Caterina Costa von Buchwald de García, quien además de ser una destacada profesional, es también una madre que predica con el ejemplo a sus tres hijos, Leonardo, María Alejandra y Francisco. Ella da su punto de vista sobre la familia, el rol de los padres en la formación de sus niños y más.

 

 

¿Qué recibiste de tus padres y que trasmitiste a tus hijos?

Esa es la base de todo ser humano, lo que tú llevas en tu mochila y que vas a potenciar a través de tu vida. Tuve una gran suerte y fui afortunada de tener unos padres maravillosos que creyeron siempre en mí y que me enseñaron una frase que siempre digo: «la vida que no sirve para servir, no sirve para ser vivida», que es una frase realmente de la Madre Teresa de Calcuta.

Entonces, combinar facetas de la vida entre lo profesional, lo personal, pero también lo trascendente ha sido algo que me marcó mucho y obviamente el tema de identidad de género. Los hijos hombres y las hijas mujeres teníamos los mismos sueños; las mismas obligaciones y los mismos derechos en casa, eso fue algo que ellos siempre cultivaron en nosotros. Además de todos los valores y principios, el amor a nuestra ciudad, el amor al Ecuador y que también tenemos un compromiso con el prójimo.

 

 

¿Qué opinas sobre el éxito profesional y esa tendencia que indica que el matrimonio y los hijos son un obstáculo para alcanzarlo?

Estoy repitiendo lo mismo que mi mamá y mi papá me decían, porque ahora a mi edad y con el paso de los años entiendo que es realmente y cómo deben ser las cosas aún y cuando hay tanto que ha cambiado en el entorno y es tan complejo, pero justamente ahí es donde más se necesitan esos valores y esos principios claros para poder transitar conforme lo justo y lo que nos va a permitir algún día decir: «descanso en paz».

Esto es algo que, también, me dijo mi hermano Felipe y él decía toda relación es como una planta y uno tiene todos los días ver cómo está, regarla, abonarla, podarla y eso es así, es una relación diaria, no podemos descuidarla, tiene que siempre haber ese contacto con tu pareja y eso pues, tiene que ser respaldado de un sólido principio, como esa canción de la iglesia que dice: «que la familia no nazca en cualquier de repente», definitivamente es así.

¿Cuántos años de casada llevas? Y ¿Cuál ha sido el secreto para mantener un
matrimonio sólido?

Estuve casi 6 años de enamorada con mi marido. Al enamorarme de él por admiración, por ese sentimiento de diversión con sus bromas o su inteligencia porque lo admiro muchísimo, con esos valores y principios que él también tiene, que a su vez trae de su familia afortunadamente.

Creo que nuestro matrimonio se ha mantenido vivo y fresco al cuidar esta «planta», cuidados que se han extendido a través de estos 30 años y más que tenemos de casados.

¿Qué opinas sobre lo que antiguamente se decía: «detrás de un gran hombre hay una gran mujer»? ¿Cambió está frase?

No creo en ese cliché de que hombres y mujeres seamos iguales, así me criaron y así ha sido mi vida, más bien puedo asegurar que mi esposo ha sido un gran apoyo para mí, tanto que en todo lo que he participado, fui asignada o estuve siempre e contado con su aval y confianza.

Siempre me he desempeñado llevando a mi familia en el corazón, buscando ser la mejor. Un ejemplo de ello es que cuando me tocaba escribir algo para dar unas palabras en algún evento, siempre le pedía a él (mi esposo) que por favor lo revise. Le tengo tanto aprecio a su criterio, que lo vuelvo a decir es definitivamente un gran apoyo.

Creo que el rol de hija, hermana, madre, esposa y nuera no se pierde nunca. De una autora que se llama María del Carmen Bernal aprendí que particularmente las mujeres tenemos facetas en la vida: la personal, la familiar, la profesional, la social y la trascendente… enfrentamos estos desafíos de tratar de encontrar un balance de vida, aunque no creo que exista tal cosa, sino acentuaciones en las que nos desempeñamos, pero lo lindo de la familia es que en mi caso me ha ayudado a romper ese famoso «techo de cristal».

¿Quiénes te han motivado a seguir?

Cada que se me presentaban oportunidades laborales o de crecimiento en algún puesto, me cuestionaba si era o no el momento o si habían hombres que podían ocupar ese espacio, eso me generaba temor y dudas, pero siempre esposo, mis padres, mis suegros y mis hijos, me ayudaron a entender que las mujeres necesitamos un mentor que nos motive a seguir, a no rendirnos, a arriesgarnos y eso han sido ellos para mí siempre, amo sus: «vamos, sí puedes», «acéptate», «vamos a luchar» y más.

He tenido amigos muy queridos que me dijeron: «cuenta con nosotros y acepta», y yo les decía: «pero soy la primera mujer en tal cosa» y ellos me decían: «no pasa nada, dale que aquí vamos a estar contigo y todo va a salir bien»… y de hecho así ha sido.

Mi familia ha sido mi gran apoyo porque una sola no puede definitivamente. Hay momentos en que ciertas cosas se descuidan un poco, pero ahí está la familia y la familia ampliada, que es lo que me encanta de nuestro país, que no son solo tu marido y tus hijos, sino tus papás, tus hermanos, tus sobrinos, todo el mundo está ahí siempre pendiente de uno y te están ayudando para que una mujer como en mi caso pueda desarrollarse en los espacios en los que ella quiera, que pueden ser como los que me tocó a mí: empresas, instituciones sin fines de lucro o pueden ser espacios como en el hogar donde la presencia de los abuelos es maravillosa, porque transmiten conocimientos a los hijos, además de valor y principios de una generación que vamos perdiendo.

 

 

¿Cuál fue tu primer trabajo?

Recuerdo que mi papá era un gran jefe, muy estricto. A veces mis amigas me decían: «¡Ah! pero tú trabajas con tu papá». Les respondía: «Es que ustedes no se imaginan lo que es trabajar con mi papá, es súper exigente», de hecho no faltaba aunque esté enferma, no podía llegar ni un minuto tarde y tengo que hacer las cosas perfectas, me las revisaba mil veces, me tachaba millón cosas… fue un gran jefe. Trabajé junto con él en el consulado de Canadá. Así fueron mis primeros «pininos» y los disfrute muchísimo, hasta que llegó el momento de partir.

Mi primer jefe fuera de mi papá fue Teodoro Maldonado y, creo que él estaba un poquito nervioso cuando me contrató porque me dijo: «pero tú estabas trabajando con tu papá», y le dije: «mi papá está de acuerdo en que ya tengo que incursionar en otros espacios». Fui a trabajar en un banco, fue una experiencia maravillosa y quisiera que los jóvenes tengan esa suerte que tuve de tener un trabajo… es lo que ahora me duele tanto con la juventud y esos índices de desempleo que tanto daño nos están haciendo como sociedad.

¿Te has sentido discriminada por ser mujer?

Tengo esa doble respuesta. No porque siempre me abrieron las puertas, además que desde mi hogar venía con esa determinación de que no existía tal diferencia, por otro lado sí porque hombres y mujeres somos distintos y, trataba de aportar con mi visión y esa sensibilidad que tiene la mujer, pero también tengo que confesarte que no me daba cuenta porque tenía esta base tan sólida y cuando comenzaron hablar de la discriminación empecé a darme cuenta que sí.

Efectivamente sí había sufrido de eso, pero nunca le había puestos atención y tengo algunos casos que son medio graciosos. Recuerdo que Francisco Alarcón había dejado de ser presidente, después entré yo y fui a una feria en Perú y, en ese evento cuando llegué salieron algunas personas y me dijeron: «¡Hey! ¿cómo estás y el ingeniero Alarcón? y yo: «No. El ingeniero Alarcón ya no es presidente, ahora lo soy yo», ellos respondieron: «¡ahhhh!» y yo: «pero soy yo» y ellos: «pero ¿no va a venir el ingeniero Alarcón? y yo: «no, el ingeniero Alarcón no, ahora soy yo». Fue terrible, que decepción que me digan eso.

También Francisco me motivaba mucho a ir a la Asociación Latinoamericana de Plásticos, ahí fue cuando me di cuenta de que la única mujer era yo y alguien me dijo: «tienes que ser la única mujer presidente de un gremio de plásticos en el mundo», y nunca me lo había cuestionado y efectivamente cuando me puse a ver, era la única.

¿Cómo mides el éxito profesional y qué tan difícil fue lograrlo?

No creo en el éxito, sino en la mejora continua, creo que todos aprendemos en la vida y que los fracasos y las caídas es de donde más provecho nosotros podemos sacar, para poder ser mejores y si uno no aprende de un fracaso estas desperdiciando una gran oportunidad de vida.

Aunque no tengo una idea clara de qué es el éxito o como se mide, siempre busco ayudar a quienes más lo necesitan, es así como entré a SOLCA, a pesar de que ya había decidido que no tenía espacio para nada más, me llamaron y me dijeron si quería ser parte del directorio, que querían a una primera mujer y, dije: «¿cómo iba sería eso? Y mi marido me dijo: «¿cómo puedes decirles que no? Que si podía lograrlo», pero nunca había estado en contacto directo con la enfermedad, o sea si voy a SOLCA a hacerme los exámenes de prevención, pero no se… realmente lo que es, he conocido a personas que padecen la enfermedad y se que es algo muy duro, muy difícil y que afecta a toda la familia, pero no se cómo ayudar.

Igual el ingeniero José Jouvín, actual presidente, me dijo que no importaba, que iría aprendiendo en el camino, que lo que necesitaban era mi visión como mujer y como empresaria y, eso es lo que he aprendido en estos tres años en esa maravillosa institución que me tiene enamorada, como otras en las que trato de dejar aunque sea un granito de arena.

¿Cómo fue el proceso de enfrentar la perdida de un hermano? Y ¿se llega a superar esa pérdida?

Él era fundador de la empresa familiar y eso fue como una «bomba atómica» porque murió joven como de 40 años y era una persona extraordinaria, era un maravilloso hijo, padre, esposo, hermano y amigo.

Fue una pérdida tremenda porque quedaron unos pedazos de «bomba» esparcidos,
destruidos y aprendí a recogerlos, recomponerlos y seguir adelante por las personas que quedaban, en este caso 4 sobrinos a los que quiero como si fueran mis hijos. Quedaron de 12, 10, 7 y de 2 años, por ello me comprometí con darles mucho amor, y que ellos yo entendamos que a pesar de haber sido un accidente, él estaba listo para esa partida y nos dejó muchos retos, aprender a ser como él… pero definitivamente nunca he logrado llegar a ese punto.

Al fallecer mi hermano nos dirigimos junto a mi papá a la empresa fundada por mi hermano, compartimos nuestros sentimientos con todo el personal que también se encontraban de duelo.

Les dijimos a los colaboradores que debíamos aferrarnos a todos esos proyectos que mi hermano tenía en su mente y les dijimos que todo lo que él nos dejó, todo lo íbamos hacer, y esa fue la motivación para avanzar y ser más fuertes.

Que él haya partido tan pronto me dejó muchas enseñanzas y lo recordamos siempre, cada que viene algo bueno digo: «ahí en la empresa, ese es mi hermano o ese es mi papá que
nos ha mandado eso bueno», porque a veces hay cosas que uno no se explica, es por ello que debemos tener el oído muy fino para los mensajes que vienen de Dios o de la fe o de ese creer que somos transitorios en esta vida, que hay algo que Dios nos tiene preparado y
que para eso tenemos que sembrar y ayudar a los demás en ese camino de fe.

La vida es difícil, no es siempre color de rosa, pero las cosas difíciles cuando las superas son las que te dejan la sensación de satisfacción, de haber logrado esa meta que te propusiste, las cosa rápidas se olvidan rápido, pasan rápido y no hay nada más difícil que una enfermedad que uno abraza con amor y trata de entregar lo que uno esperaría recibir, porque uno primero tiene que dar para recibir. Uno debe dar en esos espacios de necesidad, para construir una sociedad mejor y ser mejor como persona y ser humano.

Conclusiones

La familia es lo más maravilloso que Dios ha podido crear, es el único espacio donde uno puede ser uno mismo, donde uno es absolutamente libre, también donde uno recibe amor solo por el hecho de ser miembro de ese espacio, sin eso la vida es vacía.

Cuando uno decide formar su propio núcleo familiar se debe de estar muy seguro de que esto es para siempre, qué significa crecer juntos y ser mejores juntos, para poder cumplir el plan de Dios.

Siempre he sido de la idea de que está mal el amor sin disciplina, como la disciplina sin amor, pero en el caso de los abuelos ellos dicen los padres crían y los abuelos malcrían, pero siempre me ha gustado mucho que mis hijos compartan con todos sus abuelos…

Mi suegra una vez les dio de desayuno canguil, pan con manjar… y yo decía no, pero cómo les va a dar eso, sin embargo todo lo que ellos reciben de conocimiento, principios, de historia y más nunca lo van a encontrar en un libro, eso no tiene precio.

El desprenderse de los hijos y que los gocen sus abuelos es algo increíble, y es algo que en nuestro país podemos gozar de una familia ampliada que en otros lugares no hay, como en los países más desarrollados. ¡Disfrutemos de nuestras familias ampliadas!

 

 

Escrito por: Arcadio Arosemena Robles.

 

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