Ante la necesidad de estar “conectados”, encontrar hoy a una persona que no tenga celular pareciera algo tan extraño.
Nos hemos adentrado a una época en la que existen personas “hiperconectadas” e hiperdependientes de su celular, lo que se deriva en la enfermedad del Siglo XXI: la Nomofobia, es decir, el miedo a no tener un celular en la mano.
El psicólogo Walter Ghedin, explicó en Infobae, que ahora hay “más trastornos de pánico relacionados con la tecnología, que incrementan la ansiedad, las conductas de abstinencia o condicionadas. Nuestro sistema psíquico no se relaja, estando en alerta de manera permanente”. Esta dependencia a la conexión constante es considerada una enfermedad que produce tanto o igual de problemas que las drogas, en donde el tratamiento psicológico es cada vez más necesario.
Combatir esta nueva adicción
Con el fin de dejar o bajar la adicción al celular, un grupo de personas en Silicon Valley, San Francisco, han imitado a Tristan Harris, quien, cambió la pantalla de sus celulares a distintos tonos de grises, es decir, sin color. Debido a nuevas investigaciones que revelan que el llamativo color de las pantallas puede manejar nuestras prioridades y emociones.
Harris, especialista en ética de la tecnología, piensa que al usarla, a menudo nos enfocamos de manera muy optimista sobre las cosas que esta hace. Él se describe como “un experto en cómo la tecnología secuestra nuestras vulnerabilidades psicológicas”. Al utilizar sólo gris se logra que la pantalla del teléfono sea menos estimulante. Esta nueva aplicación del color gris se basa en las teorías de la Psicología del color. Esta, es la que estudia y analiza los colores, cómo los percibimos y qué clase de emociones sentimos frente a ellos. El gris, según los expertos en psicología del color, tiene un significado distinto es paz, tenacidad y tranquilidad.
Frutos esperanzadores
Los resultados de esta aplicación son palpables a corto plazo: “Llevo un par de días viviendo en gris y es sorprendente lo mucho que me ha aplacado la inquietud por revisar el teléfono”, dice Nellie Bowles, encargada de escribir sobre tecnología en The New York Times.
Sin embargo, Bowles afirma que tanto Facebook como Google “recurren cada vez más al campo de la neurociencia aplicada, para saber qué produce placer y qué llama la atención”. Además menciona, que firmas de mercadotecnia como SalientMG de Washington, están conscientes “de los trucos que tienen los teléfonos para mantener a la gente más tiempo revisándolos y con mayor frecuencia”.
Una última reflexión
Para terminar este artículo debo decirles que me preocupa hacia dónde vamos, no quisiera entre otras muchas cosas, vernos convertidos en autómatas, que todo lo que necesiten para vivir “felices” está en un “ser no vivo” llamado celular. Que no ocurra que ya no nos guste escuchar la voz del otro o que no exista el lenguaje por tantos emojis, ni que no nos veamos físicamente y en consecuencia no podamos dar demostraciones reales de afecto. No esperemos a tener que recurrrir “al gris” cuando nos estemos preguntando “¿por qué será que mi hijo no conversa conmigo?”. No nos escudemos detrás de un aparato para evitar el temor de conocer a alguien, de presentarnos como somos, dejémonos sorprender por ese cara a cara, podemos no pasarnos conectados.
Por: Psic. Pilar Adell
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