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Hasta que no somos conscientes de nuestras emociones, somos esclavos de ellas. Tú, ¿como las expresas?

La cleptomanía es un trastorno patológico, que se refiere a tomar  las pertenencias ajenas clandestinamente. Quienes lo padecen no usan ni venden lo robado, y casi siempre tienen los medios económicos para comprarlo.

La capa superficial

Generalmente, quienes realizan estos actos son conscientes del problema y conocen las causas o consecuencias que le traerá. Sin embargo, la acción del robo genera sentimientos como el placer o alivio, aunque luego exista culpa y temor. De ese modo, se muestra como una persona que se deja dominar por sus deseos e impulsos, respondiendo a un conflicto psíquico que el sujeto intenta canalizar emocionalmente en los robos.

La capa interna

Aunque la causa de la cleptomanía es desconocida, esta afecta al 0,6% de la población, suele darse mayormente en mujeres y el factor común en ellos(as), es la depresión.

La sociedad actual nos lleva a tener impulsos consumistas y físicos, donde se nos muestra que la felicidad está en llenarse de objetos físicos, dejando a un lado nuestras emociones. Por ende, es común observar que los padres al ver a sus hijos tristes, intentan hacerlos sentir mejor con regalos. Los vemos también en adultos que cuando están deprimidos compran compulsivamente o se van de viaje esperando nublar su estado anímico. La gran realidad aquí, es que nuestras emociones no se las puede ocultar por mucho tiempo y nos acompañan a todas partes.

Tratamiento:

En rasgos generales el tratamiento terapéutico para la cleptomanía se enfoca hacia el control de los impulsos y la búsqueda del conflicto emocional inconsciente por el cual la persona esta expresando su trastorno. En aspectos médicos se puede usar inhibidores de la recaptación de serotonina, que es una forma de antidepresivo. Para empezar un tratamiento esta es una opción viable, siempre y cuando el paciente no dependa de este como única vía de control de su problema.

Seamos observadores del mundo y no jueces de él. Ante la duda, preguntémonos, ¿qué puede sentir esa persona?, ¿qué busca?, ¿para qué lo hace? Estas interrogantes nos llevarán a mirar hacia dentro. Este auto cuestionamiento nos permite entender a las personas. El “¿por qué?” solo nos lleva a respuestas externas, que nos hace sentir atacados o víctimas del mundo, y en ese lugar nunca está la solución que tanto anhelamos. Decía Carl Jung, “Quien mira hacia afuera sueña, quien mira hacia adentro despierta”, así que miremos hacia dentro para encontrar respuestas.

Por Andrés Borbor C.
Psicólogo General
www.MasVidasPositivas.com

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