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Pequeñas dosis de ejercicio físico incorporadas a la rutina diaria o semanal nos aportan grandes beneficios para la salud.

Según un estudio de la revista Depression and Anxiety, aquellas personas que realizan algún tipo de actividad física tienen un 60% menos de probabilidad de desarrollar ansiedad en comparación con aquellas menos activas. Incluso pequeñas dosis de ejercicio actúan como verdaderos protectores contra los altos niveles de ansiedad.

La clave es incorporar la actividad diaria tanto durante tiempos de ocio como de trabajo, desde casa o desde la oficina, tal como sugiere otro estudio publicado en Frontiers In Psychiatry al mostrar el impacto asombroso que tiene este tipo de ejercicio regular para reducir la ansiedad. ¡Es hora de levantarse y ponerse en movimiento!

 

 

ESCALERAS DENTRO DE LAS POSIBILIDADES

Subir escaleras puede ser un buen hábito para mejorar tu salud cardíaca si tienes piernas saludables y no tienes que cargar nada pesado. Si tienes la opción de elegir, evita el ascensor y elige subir y bajar unos escalones al menos en una parte del trayecto sea en el metro, la oficina, la iglesia o al pasar por un parque.

ESTIRAMIENTOS CON FRECUENCIA

Pueden pasar horas sin darnos casi cuenta de que hemos estado quietos en una misma posición. Cada tanto, tómate unos segundos para levantarte de la silla, estirar los brazos, mover la cabeza de un lado al otro, respirar profundamente y quitar la tensión acumulada.

 

 

ACTIVIDAD EN TUS REUNIONES

Sugerir reuniones para caminar si necesitas conversar con un colega o compañero es algo que puede ser provechoso para todos. En lugar de reunirse en una sala de conferencias, pregunta si a esa persona le gustaría caminar y hablar en algún lugar del edificio o afuera. Caminar también tiene un efecto beneficioso sobre el pensamiento creativo al bombear más sangre y oxígeno por todo el cuerpo, incluido el cerebro.

PLAN DE MOVIMIENTO EN TU TIEMPO LIBRE

El tiempo libre puede llevarnos a no movernos nada. Cuando llegas a casa del trabajo, es muy fácil colapsar en el sofá y mirar una pantalla sin pensar en nada. Busca hacer alguna actividad física con un amigo o participar en grupo para obtener el beneficio adicional del apoyo social. Ponerse en movimiento con otros puede ser una gran fuente de motivación si te cuesta tener iniciativa propia al final del día.

MANDADOS A PIE Y COMPRA LOCALMENTE

Si vives en una área urbana donde tienes acceso a lugares como tiendas de comida y oficinas de correos a poca distancia, asegúrate de caminar hasta esos lugares en lugar de subirte al coche. Llevar bolsas o paquetes también puede ser una forma de ejercicio saludable. Usa una mochila y lleva una botella de agua contigo.

PROACTIVO EN TU LUGAR DE TRABAJO

Normalmente las advertencias de ansiedad se reciben antes de llegar a estar muy estresado. En lugar de dejarlas atrás, busca poder suavizar esos golpes de estrés tomándote «pausas de salud» para destinar parte de ese tiempo a ponerte en movimiento y ser productivo.

Ya sea que trabajes de forma remota o en la oficina, tu resistencia física y mental en el trabajo dependen de estar en buena forma. ¡Busca cómo moverte siempre!

PASEO O UNA CAMINATA CORTA

Está comprobado que dar un pequeño paseo ayuda a reducir el estrés y aumenta el bienestar emocional. Las caminatas cortas y enérgicas, aumentan y mantienen el nivel de energía para regresar renovado al trabajo o al estudio, con las pilas cargadas y la mente despejada.

Mucha gente aprovecha para dar un paseo a la hora del almuerzo. En lugar de almorzar en tu escritorio, busca un espacio verde y menos ruidoso en un parque o un entorno natural. Y si trabajas desde casa, haz un esfuerzo por salir. Cuando hagas llamadas telefónicas; aprovecha para caminar. El aire libre, tomar la luz del sol y dar unos cuantos pasos te darán un impulso útil.

 

 

Escrito por: Cecilia Zinicola, vía Aleteia.

 

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