Escoger al ser amado con quien ser feliz y envejecer no es tarea fácil. Conoce qué considerar en la elección de tu pareja.
Según la espiritualidad indú existen cuatro leyes que nos permiten comprender los
sucesos a los que estamos expuestos en nuestra vida, personalmente me parecen
sabias estas leyes que se proponen:
- La persona que llega a tu vida siempre es la persona correcta.
- Lo que sucedió es lo único que podría haber sucedido.
- Cualquier momento en el que algo comienza es el momento correcto.
- Cuando algo termina, termina.
La persona correcta
Considero que estás propuestas de leyes de vida son atinadas, refieren a soltar,
fluir, aceptar y asumir, para el artículo de hoy amable lector, voy desde mi opinión y
experiencia a revisar y ofrecer algunos elementos significativos solamente a la
primera ley: La persona que llega a tu vida siempre es la persona correcta.
Esto quiere decir que si alguien llega, es alguien con quien puedo aprender,
siempre podemos aprender…
Desde la psicología humanista teorizamos que los seres humanos nos
construimos a partir de la presencia de la otra persona en nuestra vida, por ende,
cada uno puede decidir qué vivir o qué no vivir junto a las personas que están en
su entorno, muchas veces podemos haber oído a alguien decir: “es que no sé,
¿qué quiere ella o él conmigo?” por ejemplo, en ese caso siempre regreso la
pregunta: “¿Y qué quieres tú con él o con ella?”
Cuando logramos clarificar nuestro deseo dentro del proceso de conocer a
“alguien” entonces, podemos regularnos y ser coherentes entre lo que decimos
que queremos, lo que hacemos y lo que realmente queremos dando como
resultado una relación auténtica que nos lleva al lugar para ser y estar plenos, que
no siempre implica el sí del otro, pero sí incluye la paz con uno mismo.
Cuando no encontramos esa coherencia, entonces establecemos relaciones
tóxicas o no correspondidas o infelices, porque nosotros mismos no estamos
claros en lo que queremos y hacemos, esta incoherencia se transparenta en la
relación e influye en el comportamiento del otro.
Por ejemplo, ese tipo de relación de: “no quiero nada, pero somos amigos con derechos” en la que estamos constantemente en conflicto porque una de las partes quiere algo más y al no asumirlo arrastra al otro a esa confusión.
Partiendo del principio humanista de que nos construimos en la relación con el
otro, podemos pensar que quien llegue a nuestra vida llega a ayudar a practicar
esa coherencia que nos falta para seguir creciendo, incluso cuando es una
persona conflictiva, de quien optamos alejarnos por un profundo acto de amor
propio, incluso esa persona, nos enseñó a escogernos.
Y, así irá llegando quien nos enseñe a escogernos, a ser coherentes o a quien
decidamos dejar quedarse porque juntos somos nuestra mejor versión, iremos así
hasta que estemos listos para vivir una vida plena, compartida y en pareja, desde
ahí la persona que llega a tu vida siempre es la persona correcta.
Escrito por: María del Carmen Rodrigo, Psicóloga Clínica. IG: @mariadelcarmenrodrigoh / Celular: 0983319545.
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