La indulgencia plenaria puede ganarse para sí mismo o para algún alma en el purgatorio y en Semana Santa la Iglesia nos da la oportunidad de recibirla.
La indulgencia plenaria no es un común perdón de nuestros pecados, como sucede cada vez que acudimos al sacramento de la confesión. Una indulgencia es una remisión extra sacramental que borra la pena temporal que queda en las almas por los pecados cometidos en incluso confesados.
Para comprender esto mejor, primero debemos entender que cuando pecamos se crea una ruptura con nuestra naturaleza y una ofensa grave con Dios. Cuando somos perdonados, por medio de la confesión, nuestros pecados son perdonados por Dios a través del sacerdote que Él instituyó. Sin embargo, la ruptura y las consecuencias de ese pecado continúan latentes en nuestro corazón, como una cicatriz luego de que una herida fue sanada.
La indulgencia borra todas esas cicatrices que han quedado marcadas en nuestra alma a lo largo de nuestras vidas. Como dicen algunos: “borrón y cuenta nueva”.
Condiciones para ganarla en Semana Santa
1.- Realizar una de las siguientes obras:
Jueves Santo
- Durante la solemne reserva del Santísimo Sacramento que sigue a la Misa de la Cena del Señor, recitar o cantar el himno eucarístico del “Tantum Ergo” (“Adorad Postrados”).
- Visitar por espacio de media hora el Santísimo Sacramento reservado en el Monumento para adorarlo.
Viernes Santo
- Asistir piadosamente a la Adoración de la Cruz en la solemne celebración de la Pascua del Señor.
Sábado Santo
- Rezar en grupo el rezo del Santo Rosario.
- Asistir a la celebración de la Vigilia Pascual (sábado por la noche) y en ella renovar las promesas de nuestro Santo Bautismo.
2.- Desear de todo corazón el perdón de los pecados cometidos, incluso veniales, rechazando todo apego de ellos.
3.- En el transcurso de esa semana confesarse, comulgar y hacer una oración por las intenciones del Papa (se reza a su intención 1 Padrenuestro, 1 Avemaría; pero cada fiel puede rezar cualquier otra fórmula, según su piedad y devoción). Conviene que la comunión y la oración por las intenciones del Sumo Pontífice se realicen el mismo día en que se cumple la obra.