Los padres nos preguntamos si es adecuado darles a nuestros hijos un smartphone, pues no es sólo un aparato.
Un smartphone, significa abrirles las puertas a un mundo de posibilidades, pero también a un mundo de peligros y amenazas.
Para eso, compartimos este artículo publicado en Life Site News y escrito por Jonathon van Maren, historiador y director de comunicación del Centro Canadiense para la Reforma Bioética, el cual nos da 10 ideas que nos harán pensar en esta decisión:
1. Muchos padres tienen la creencia equivocada de que en el momento en que den a sus hijos un smartphone, podrán controlar su comportamiento. En realidad, es casi imposible hacer que un aparato sea totalmente seguro, así se apliquen filtros y medidas.
2. Como explica Nancy Jo Sales, periodista de Vanity Fair, en su libro American Girls: Social Media and the Secret Lives of Teenagers, el sexting y el envío de selfies de desnudos es ahora una práctica extendida en los colegios.
He entrevistado a un gran número de chicas sobre esta cuestión en los últimos años, y todas han dicho lo mismo: la presión para enviar fotos es implacable. Darle a un hijo un smartphone es facilitar la oportunidad de que sufra esta presión.
3. Un niño empieza a ver pornografía a los 11 años de edad, esta es la edad media (el pornoadicto más joven que he conocido era un homeschooler). Al proporcionar a los niños este aparato, por mucho control que se quiera ejercer o los cortafuegos que se pongan (es imposible bloquear totalmente el acceso), estamos dándoles una puerta de acceso a la mayor depravación sexual humana que existe online.
La mayoría de los jóvenes ven pornografía, chicos y chicas. La mayoría de ellos han visto cosas (violencia sexual brutal entre otras cosas) que generaciones anteriores no podrían ni haber imaginado. Darles esta oportunidad y esta tentación a una edad en la que aún no les hemos dado el derecho a votar, beber, fumar o conducir es irracional y, desde luego, mucho más peligroso.
4. La mayoría de los niños están expuestos a la violencia sexual a través de la pornografía que ven en los smartphones. Como he mencionado en mis columnas anteriores, los expertos están observando un aumento en el número de casos de niños que intentan hacer lo que ven en la pornografía, con decenas de miles de casos en el Reino Unido de abusos sexuales de niños a manos de otros niños que están siendo investigados. Los profesionales sanitarios de los Estados Unidos han dado la voz de alarma.
5. Nuestra sociedad aún no ha conseguido resolver cómo controlar estas tecnologías. De hecho, los expertos de Silicon Valley que crearon estos aparatos y estas pantallas advierten que son una «oscura influencia» sobre los niños; ellos no les dan smartphones a sus propios hijos, o les limitan de manera muy estricta la cantidad de tiempo que pueden utilizarlo. Si quienes desarrollan los smartphones dicen que son peligrosos para la gente joven, tal vez deberíamos escucharles con más atención.
6. Las compañías que producen pornografía intentan de manera muy activa que los niños miren porno. Algunos etiquetan la pornografía con frases inocentes que cualquier niño buscaría cuando navega por internet, como por ejemplo su personaje favorito «Dora la exploradora». Los niños no buscan la pornografía. Pero, ciertamente, la pornografía sí busca a los niños.
7. Las compañías productoras de pornografía han redigitalizado sus contenidos para hacerlos más accesible a través del smartphone. Saben que la gran mayoría de los jóvenes ya no ve pornografía en los portátiles o en la televisión. La mayoría la ve en sus smartphones, en sus habitaciones. Si los padres restringen el acceso al Wi-fi, hoy en día es fácil encontrar Wi-fi gratis en casi todas partes. Por lo tanto, aunque nosotros estemos convencidos de que nuestros niños/adolescentes podrán resistir a la implacable tentación sexual de acceder a la pornografía, las compañías que la producen están totalmente seguras de que pueden ganar esta lucha.
8. Los smartphones proporcionan a los niños, por primera vez en la historia, un ambiente en el que no existe ningún tipo de vigilancia de ningún adulto. La razón por la cual el ciberacoso es tan efectivo y tan peligroso es el hecho de que las redes sociales han creado un mundo alternativo, habitado por jóvenes y sus compañeros e inaccesible a los padres y tutores. En la generación anterior, el acoso acababa en el momento en que llegabas del colegio a casa. Hoy, puedes ser acosado en casa, en tu habitación. De hecho, la avalancha de suicidios, resultado del ciberacoso, ratifica esta historia.
9. Los niños no necesitan smartphones. Creen que sí, porque quieren tener acceso a las redes sociales e internet. ¿Quién no desearía tener acceso a algo que responde a cualquiera de tus preguntas? Pero considerando el tremendo poder que tiene esta herramienta, es muy inocente pensar que los niños y los jóvenes adolescentes son suficientemente maduros para manejarla cuando el impacto del smartphone en los adultos (y los índices de adicción tecnológica, que se han disparado) indican que tampoco nosotros hemos sido capaces de resolver cómo utilizar esta tecnología de manera responsable. Si necesitan un teléfono para llamar y mandar mensajes, es mejor comprarles un aparato sin acceso a internet.
10. A menudo los smartphones eliminan el interés del niño por otras actividades más sanas, como leer, jugar al aire libre y pasar tiempo con su familia. Estoy seguro de que no es una sorpresa para nadie que le haya regalado un smartphone a un niño, darse cuenta de que se convierte con gran rapidez en una parte importante de la vida del niño. Esto, está claro, era predecible: por algo piden con tanta insistencia tener uno.