Es fundamental poder superar las conductas inadecuadas en niños y adolescentes desde el desarrollo de un vínculo afectivo.
Una consulta muy común que hacen padres, madres, abuelos y familiares que están en la labor de criar a niños de todas las edades es sobre el manejo de las conductas inadecuadas.
Hay algunas verdades implícitas detrás: en algún momento se inició, hubo una causa que la origino, se ha manifestado con menor intensidad y frecuencia, pero por estar ahora fuera de control, porque no se puede tolerar o manejar, por lo que se busca ayuda.
¿Qué son las conductas inadecuadas?
Una conducta es inadecuada cuando tiene algunas de las siguientes características:
- Hay riesgo de daño físico para el niño y/o para otros niños.
- Impacta en la actividad educativa.
- No permite el acceso a todos los entornos a los que podría acceder.
- Es incompatible con la conducta esperada según su edad cronológica.
- Se presenta en contextos que no corresponden con la misma.
- También se presenta junto a otras conductas inadecuadas.
Para empezar, se debe reconocer y aceptar que los adultos “de la casa” son los que tienen la responsabilidad de la crianza, y fundamentalmente ambos padres, son los llamados a llevar adelante todas las decisiones y acciones, los otros adultos serán auxiliares en momentos específicos. Aunque existan familias donde uno de los padres no viva “en casa”, es muy importante que se pongan de acuerdo en todo lo que corresponda a los niños. Los niños no tienen esta responsabilidad, no importa la edad que tengan.
Existen 3 aspectos que considero fundamentales para el abordaje de las conductas inadecuadas, estos explican las causas de la conducta inadecuada y nos muestran las potenciales soluciones; éstos se basan en las necesidades emocionales humanas (presentes en todas las edades, pero especialmente en la infancia, en la niñez y en la adolescencia), que si son acogidas y cubiertas permiten experimentar una “cadena” positiva de vivencias que generan emociones, sensaciones, sentimientos, pensamientos y creencias positivas sobre la vida, que a la larga generan conductas adecuadas.
Es obvio pero necesario indicar que, cuando las necesidades emocionales humanas no son adecuadamente cubiertas no se generara la “cadena” positiva descrita más arriba. En este artículo, voy a exponer solamente uno de estos 3 aspectos.
El vínculo afectivo
Desarrollar un vínculo afectivo seguro es una tarea imprescindible, es esa conexión emocional que un niño establece con una persona adulta concreta, la cual le brinda protección y cuidados que incluyen: demostraciones afectivas como caricias, abrazos, mimos, diálogos, interacciones; además de alimento, abrigo, limpieza, protección contra peligros y enfermedades.
Aunque parezca obvio el detalle anterior, no lo es realmente; los principales problemas de conducta aparecen generalmente por la falta o distorsión del intercambio afectivo, sea por:
1) Porque el adulto a cargo no está físicamente presente con regularidad lo cual genera en el niño un sentimiento de “abandono”.
2) Porque el adulto no está disponible emocionalmente, o sea que, aunque estuviera presente e incluso dar cuidados físicos al niño, no ofrece el intercambio afectivo como conexión emocional, ecuanimidad, calma, relajación y contentamiento interno en la tarea de abrazar, dar mimos, jugar, dialogar e interactuar.
Cuando un niño experimenta vivencias de abandono, negligencia, distancia, confusión, respecto del adulto que lo cuida, se genera un vínculo afectivo inseguro que se traduce en emociones y sentimientos negativos como miedo, angustia, intranquilidad, temores y pensamientos como “nadie me quiere”, “debo captar su atención para conseguir lo que quiero”, “debo protegerme: luchando”, “debo protegerme: escondiéndome”, etc. se transformarán en creencias negativas sobre su vida, sobre los adultos que pretenden cuidarle, etc. y por lo tanto, se mostrarán como conductas inadecuadas.
Resultados de generar un vínculo afectivo
No es lo mismo cuidar físicamente de una persona y “darle cosas como afecto”, que lograr una conexión emocional; la primera cubre necesidades externas, la segunda cubre necesidades internas. En este caso, el sentimiento en el niño será de “distancia” o “confusión”.
Cuando un niño logra desarrollar un vínculo afectivo seguro con un adulto, es porque ha tenido vivencias positivas que le hacen experimentar emociones de alegría y confianza (no existe miedo) además sentimientos de calma, seguridad, amor, luego pensamientos como “estoy a salvo”, “estoy seguro”, “puedo confiar”, “la vida es linda”, “mi madre me ama”, “mi padre me cuida”, “mi abuelo es mi apoyo”, etc. que se transformarán en creencias positivas que se mostrarán como conductas adecuadas.
Superar conductas inadecuadas
Para tratar conductas inadecuadas a través del desarrollo de un vínculo afectivo seguro en el niño, es necesario en primer lugar ir revisando cómo es el propio vínculo afectivo del adulto a cargo, porque generalmente repetirá los patrones de intercambio afectivo que vivenció “cuando era niño”; ésta puede ser una tarea compleja porque las memorias pueden no ser conscientes o incluso ser difíciles reconocer.
En caso que las memorias sean negativas, se recomienda que el adulto trabaje con terapia psicológica y pueda superar dichos recuerdos sobre su propia niñez y pueda entonces desarrollar vínculos afectivos seguros con sus propios hijos.
En segundo lugar, es importante diseñar, planificar y ejecutar actividades de intercambio afectivo con los hijos, esas actividades se convertirán en vivencias positivas que generarán múltiples “cadenas” positivas de memorias de las cuales apalancar pensamientos y creencias sobre las relaciones afectivas y sociales.
A medida que los niños y adolescentes experimentan vivencias positivas con los adultos a cargo de su crianza, ellos comenzarán a cambiar sus pensamientos y creencias negativas, aprenderán a confiar, a disfrutar sanamente, a reír, sonar, crear, etc., y sus conductas mejorarán.
El trabajar desde el desarrollo de un vínculo afectivo seguro es algo progresivo, lento y sutil, sin embargo, es el más poderoso remedio para cualquier conducta inadecuada.
Escrito por: Ps. Diana Vítores Vega MCs. Celular: 0988942637.
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