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Nuestro cerebro ha desarrollado nuevas funciones visuales y motrices que nos hacen ser capaces de adaptarnos a la tecnología.

 

Hace algunos días, el hijo de una amiga tomó mi celular sin que yo me dé cuenta. Ya me estaba acercando a él para ayudarlo a desbloquearlo, cuando veo que él solito desliza su dedo de izquierda a derecha por la pantalla, lo desbloquea y presiona el botón del centro para acceder al menú. Mi intento de ayuda realmente fue inútil, el  pequeño, de 3 años, lo dominó más rápido que yo la primera vez que lo cogí.

Estamos hablando de una generación en la que sus padres “retransmitieron” en tiempo real sus matrimonios a través de Facebook o sus mamás seguramente tuitearon los síntomas de sus embarazos y compartieron las fotos de sus ecografías… Niños que desde que estaban en el vientre materno ya eran etiquetados en las redes sociales y sus fotos eran comentadas por decenas de familiares y amigos de sus padres. ¿Por qué me sorprendo que él, a sus tres años, sepa cómo desbloquear un celular?

El ser humano se adapta

Si comparamos nuestro estilo de vida actual con el que llevaba la sociedad hace unos 20 años, encontraremos muchas diferencias, la mayoría relacionadas a la tecnología, por lo que más allá de creer que esta generación actual nació con un “chip” tecnológico incorporado, lo que sucede realmente es que los seres humanos hemos “desarrollado nuevas funciones visuales y motrices, como la digitación de números, letras con movimientos de pulgares”, explica a VIVE! el neurólogo Tomás Alarcón.

Él añade que hay “nuevas conexiones neuronales y corticales” que nos permiten asociar lo que vemos en una pantalla y sacar conclusiones. En otras palabras, nuestro cerebro se adapta, “no hay un cambio estructural, sino un reforzamiento de funciones que nos ayudan a optimizar el manejo de dichos aparatos”.

¡Desconéctate!

Ciertamente la red ha configurado nuestra vida de una forma distinta. Quizá tenemos menos paciencia y somos presa del “ahora mismo”, al tenerlo todo al alcance de la mano. Si hoy, ocurre algún suceso importante, es muy difícil esperar el periódico de mañana para saber más detalles; nuestra mente inmediatamente nos pide encender la computadora, teléfono o iPad para preguntarle al propio Twitter, Facebook o Google sobre lo que está ocurriendo… y lo “peor” de todo es que seguramente encontraremos la respuesta.

De ahí que es inevitable reconocer la participación de la tecnología en nuestra vida, pero lo que sí podemos evitar es que se vuelva un factor dominante para nosotros. Por ello te presentamos algunas recomendaciones para saber darle un equilibrio correcto a tu vida:

 

  1. Cuando llegues del trabajo a tu casa, desconéctate. Evita revisar correos del trabajo o responder mensajes de tus amigos.
  2. Prioriza la interacción personal. Si debes tener una reunión, siempre es mejor si la haces en persona.
  3. Limita tu tiempo en redes sociales, y no compartas absolutamente  todo sobre tu familia. Siempre es bueno tener algo de privacidad.
  4. ¿Te molesta que tus hijos lleven el celular a la mesa? Procura no hacer lo mismo, ni contestar mensajes durante los paseos, o las comidas… recuerda que tus hijos harán lo que tú haces. Si pasas con tu celular o tableta todo el día, ellos también lo harán. Ten presente que también educas con el ejemplo.

 

 

Pamela Velasco
Periodista

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