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En la tarea de educar en valores, la voluntad y por tanto la virtud de la fortaleza, ocupa un lugar prioritario

 

La fortaleza es una de las virtudes cardinales que más nos cuesta a todos. Fomentar en los hijos esta virtud a través de la voluntad hará de nuestros hijos unos adultos fuertes.

Un hijo es fuerte cuando realiza esfuerzos sin quejarse, como levantarse a su hora, estar estudiando el tiempo previsto, cumplir sus compromisos aunque no tenga ganas, soportar un pequeño malestar sin quejas, etc. Sin embargo, la fuerza de voluntad es una de las grandes virtudes que las que carece la juventud de hoy en día. Por eso, en la tarea de educar en valores, la voluntad y por tanto la virtud de la fortaleza, ocupa un lugar prioritario.

Para educar en la voluntad, es necesario, más que nunca y desde que son pequeños, ayudarles a generar esa fortaleza interior, básica para afrontar las dificultades, retos y esfuerzos que la vida plantea continuamente, intentando además que sea con el añadido de hacerlo con una sonrisa por y para los demás.

La fortaleza y la capacidad de esfuerzo resultan imprescindibles. Son como el cimiento de los demás valores: si no hay esfuerzo, no es posible adquirir el resto de valores y virtudes. En un ambiente como el actual, donde se reciben tantos influjos (algunos muy negativos), una voluntad de titanes es esa fuerza interior que les ayudará a vivir con dignidad de personas.

El desarrollo de la capacidad de trabajo y esfuerzo -y de los valores relacionados, como la constancia, la perseverancia, la paciencia, etc.- vendrá de la mano de una exigencia adecuada por parte de los padres. Exigir a los hijos cuesta esfuerzo; parece que todo va a ser más rápido y menos conflictivo si nosotros cargamos con los esfuerzos, renuncias y sacrificios. Sin embargo, si privamos a los hijos de oportunidades para esforzarse, de las exigencias, no se desarrollarán al cien por cien como personas y llegarán a ser adultos sin una base para resistir tranquilos a los problemas que la vida les depare.

Entre los 6 y los 12 años los hijos se encuentran en la edad en la que transcurre el periodo sensitivo de estas virtudes, es el momento de fomentar valores y la ocasión para que se esfuercen. A esta edad, pueden adquirir los hábitos con mayor arraigo y naturalidad.

Algunas ideas prácticas para forjar la voluntad de los niños son:

    • Enseñar a no quejarse.
    • Enseñar a hacer pequeños sacrificios para la buena marcha de la casa o de la clase.
    • Exigir que se acabe lo que se comienza.
    • No enfadarse cuando las cosas no salen como quisiéramos, o al sufrir cualquier contratiempo. Por ejemplo, si se pierde en un juego.
    • Procurar comer de todo y terminar toda la comida.
    • Hacer los deberes antes de ponerse a jugar.
    • Levantarse a una hora fija y cumplir un horario.
    • Hacer bien los trabajos y tareas.
    • Cumplir elencargo en el momento previsto para ello, aunque no tenga ganas.
    • Marcarse pequeñas metas y cumplirlas.

 

 Vía: Aleteia

 

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