¿También te gustaría implicarte más en la protección de nuestro planeta pero quizás no sabes por dónde empezar? Aquí tienes cuatro consejos para seguir la estela marcada por el papa Francisco en su encíclica Laudato si’
Impactos del cambio climático, informes y propuestas de adaptación a estos impactos, campañas de sensibilización ecológicas… El futuro de nuestra casa común, el planeta, es preocupante. En su encíclica Laudato si’, el papa Francisco nos recuerda que “el ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social”. Aunque la transición hacia un modelo económico y ecológico viable es una decisión política, cada uno de nosotros está llamado a actuar desde su propio nivel. Aquí tienes unos cuantos gestos simples que transformarán tu vida diaria con toda sencillez.
Con frecuencia asociamos calentamiento climático y huella de carbono con el sector del automóvil o con la agricultura intensiva. Sin embargo, el sector digital consume por sí solo aproximadamente el 10% de la electricidad mundial, según informa la Agencia francesa de Medioambiente y Control de la Energía (Ademe).
Una simple búsqueda en Google equivale a la emisión de entre 5 y 7 gramos de dióxido de carbono (CO2) y el envío de un email a unos 10 gramos. A título comparativo, las emisiones de un ciudadano francés son de unas 10’7 toneladas de CO2 al año. Otro ejemplo: la huella de carbono de una televisión de 30 a 40 pulgadas es de 374 kg equivalentes de CO2, ilustra ADEME.
Limpiar regularmente el e-mail
Según explica Ademe, estas emisiones de CO2 provienen del “consumo eléctrico de tu ordenador”, pero sobre todo de “la electricidad que consumen los equipos informáticos y accesorios de los data centers”. El sitio web Data Center Map cataloga más de 4000 centros de almacenamiento en el mundo que consumen, ellos solos, cerca de 30 mil millones de vatios anuales, es decir, el 4% del consumo energético mundial.
Otra comparación: un data center consume tanta electricidad como 30.000 ciudadanos europeos. Para limitar la utilización de los centros de almacenamiento digital, has de plantearte limpiar regularmente tu correo electrónico y eliminar los emails inútiles o demasiado antiguos. ¡Recuerda vaciar también tu papelera de correos eliminados! El servicio de mensajería de Gmail, el más utilizado del mundo, solamente lo hace una vez al mes, por ejemplo. ¿Por qué no hacerlo más a menudo?
Reducir el número de destinatarios
En el mundo se envían cada hora más de 12 mil millones de emails que emiten un total de 50 gigavatios hora, el equivalente de la producción eléctrica de 18 centrales nucleares durante una hora, apunta la startup Cleanfox, especializada en limpieza de cuentas de e-mail. “Un e-mail enviado a diez destinatarios multiplica por cuatro su impacto medioambiental”, destaca Ademe. Así que, antes de hacer clic en “Responder a todos”, por ejemplo, reflexiona sobre quiénes son las personas realmente interesadas en ese correo. De la misma manera, cuando selecciones los destinatarios de tu correo, asegúrate de que son los interlocutores correctos.
Optimizar el peso de los archivos adjuntos
Cuanta más información contenga un archivo, más consume su envío y mayor es su impacto ecológico. Un archivo adjunto de 1 MB libera 19 gramos de CO2, es decir, el consumo de una bombilla durante 1 hora, detalla Cleanfox. Así que plantéate comprimir tus archivos. Si los archivos adjuntos van dirigidos a compañeros próximos, a familiares (con los que vivas) o a amigos (que veas regularmente), no dudes en utilizar un dispositivo USB para transferir tus archivos.
Selecciona la información que deseas recibir
El primer reflejo que tienes que asimilar en la gestión de tu correo electrónico es suprimir las notificaciones por e-mail de las redes sociales en las que estés presente (Facebook, Twitter…). Muy a menudo, el usuario ve estas notificaciones directamente en la red social en cuestión, así que no hay necesidad alguna de recibir un e-mail de aviso (un e-mail, por cierto, que probablemente quede sin abrir siquiera…). Lo mismo para los e-mailspromocionales. En cuanto a las newsletters y boletines que recibes habitualmente, reflexiona: ¿cuáles abres con regularidad? En función de tus gustos, no dudes en conservar únicamente los boletines informativos en los que tienes un interés real.
Vía Aleteia