Cuidar a nuestros padres, abuelos o de quienes nos criaron y cuidaron desde chicos, es algo muy noble que no debemos perder.
“Cuidar de quien ya cuidó de nosotros es la mayor de las honras”, probablemente muchos de ustedes estén de acuerdo con el enunciado de esta frase común. Es utilizada con frecuencia en campañas de concientización de los cuidados que requieren las personas mayores en situación de dependencia. Sin embargo, pocos entienden sus implicaciones en una sociedad latinoamericana del siglo XXI que transita a pasos agigantados hacia su envejecimiento.
Mientras que el cambio demográfico en Europa tardó alrededor de 100 años, en Latinoamérica está ocurriendo en la cuarta parte del tiempo, 25 años aproximadamente, con un agravante importante, somos la región del mundo con mayor grado de desigualdad socioeconómica, altamente urbanizada y con gran fragilidad institucional. Europa vivió una transición demográfica ordenada, al mismo ritmo que consolidaba su riqueza y sus instituciones.
En Latinoamérica el contexto ha sido muy distinto. Salvada la distancia con los países del Cono Sur: Argentina, Chile y Uruguay, que tienen mayor tradición en cobertura de pensiones, en el resto de la región las personas mayores están desprovistas de ese tipo de cuidados que debería dar el estado en reconocimiento de este gran triunfo del desarrollo que es la longevidad de quienes nos cuidaron.
Contamos con modelos exitosos del manejo de las personas mayores: se habla de los Baby Boomers norteamericanos, Europa y su estado de bienestar, de la conciencia colectiva y tradición oriental hacia la persona mayor de China y de Japón, pero esa no es nuestra realidad, vivimos en América Latina. Hoy tenemos la posibilidad de observar y replicar esos modelos. Se impone más que nunca el “pensar global, actuar local”.
Ideas para poder cuidar realmente a los adultos mayores
Recojo estas ideas que impulsa el Dr. Diego Bernardini, líder de la Nueva Longevidad, a quien escuché en el programa mexicano “Aprendiendo a envejecer”, conducido por la gran comunicadora Paty Kelly. En él nos advierte además que el cuidado es un tema de género, porque lo hacen las mujeres, es un trabajo no remunerado, no reconocido y altamente invisibilizado. Y sentencia: “una política pública hacia una longevidad, sin lente de género, está condenada al fracaso”.
Dejemos reposar estas ideas en nuestra mente por un momento y volvamos a la frase cliché que encabeza esta columna. No es una frase que se pueda aplicar a cabalidad al contexto de las personas mayores y sus familias en América Latina. Una región donde hoy en día 8 millones de adultos mayores presentan dependencia funcional, esto significa que no pueden llevar a cabo de manera independiente al menos una actividad básica de la vida diaria (bañarse, comer, ir al baño, vestirse, caminar dentro del cuarto, acostarse y levantarse de la cama), lo que representa el 12% de las personas de 60 años o más de la región. Para el 2050 se estima que las personas con dependencia funcional superarán los 27 millones.
Situación de los adultos mayores en Ecuador
Según una encuesta del BID (2017), en Ecuador, un 20% de personas mayores de 80 años vive sola, 41% vive en hogares con hijos, 16% vive con su pareja, 23% presenta otros arreglos. Es decir, en nuestro país el papel del cuidador es fundamental y éste claramente tiene un rostro, el femenino. Mujeres alrededor de los 40-50 años, que probablemente están criando a sus hijos y que enfrentan el desafío de continuar siendo económicamente productivas.
No es de extrañar que muchas de ellas no logren gestionar adecuadamente tantos frentes abiertos y presenten lo que se conoce como el “síndrome del cuidador”, que se caracteriza por un deterioro progresivo en las relaciones familiares, pérdida de interés por actividades que antes eran importantes, sentirse enferma, irritable, con insomnio, entre otras.
¿Qué se debe implementar para poder cuidar a los adultos mayores?
Construir una sociedad de cuidados, para honrar a las personas mayores y su legado, pasa necesariamente por cuidar también del cuidador, escuchándolo.
Ahora bien, ¿cómo creamos un sistema óptimo de cuidados?, los expertos recomiendan trabajar en prevención para minimizar las necesidades de cuidado a futuro, apoyarse en la tecnología, pensar en nuestra propia vejez considerando que a nadie le gusta ser una carga, no queremos condenar a nuestros hijos a realizar unas tareas que en ocasiones pueden tornarse extremadamente complejas. Se trata de una solución política y económica, que debe incluir lineamientos para educar a la población.
Cuidar es en definitiva hacerse responsable. Una responsabilidad que tendrá que ser compartida entre las familias y el estado para no colapsar como sociedad. Cuidar es un tema urgente en las agendas de los gobiernos, una acción que no puede esperar.
Escrito por: Psic. Alexandra Landázuri Savinovich
Directora de Guiarte, programa online para personas mayores.
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