Como padres queremos darles todo lo que no tuvimos a nuestros hijos, pero al cumplir todos sus caprichos les hacemos un gran daño.
Cuando los padres exceden los caprichos de sus hijos, es decir, cuando les satisfacen todos sus deseos y peticiones sin límites o restricciones, puede generar algunos problemas.
Aunque la riqueza material puede brindar ciertas ventajas y oportunidades, también puede generar desafíos adicionales. El problema no es tener mucho sino, no poder diferenciar entre lo que quiero y lo que necesito.
El gran daño que causamos al cumplir todos los caprichos
Cuando un chico crece con sus caprichos totalmente complacidos e inclusive, se le cumplen los que no pide porque sus padres quieren engreírlo o tienen ese clásico “que tenga todo lo que yo no tuve”, el efecto es:
- Crecer sin comprender que la vida tiene límites y restricciones y que, para conseguir las cosas, hay que esforzarse. Adultos que, anhelando más de lo que su propia realidad les permite, dicen: “Mi padre me dio esto toda mi vida y no entiendo como mi esposo no me lo puede dar” son los casos clásicos de este pensar.
- Crecer creyendo que se merecen todo. Nadie debe negarles nada. Un profesor, unos amigos, una novia, y luego los compañeros de trabajo, su pareja, el jefe si es que lo tiene etc. Están convencidos de que no tienen que hacer ningún esfuerzo por conseguir algo. No conocen esa posibilidad. Creer, en serio, que solo deben pedir o llenar el carrito de Amazon para que su pedido llegue a la puerta de su casa.
Sé que es difícil para los padres educar con mucho dinero, pero sepan, si no actúan con control, que el daño que le hacen a sus hijos será luego mucho más difícil de sobrellevar para ustedes como padres y para ellos como adultos cuando quieran responsabilizarse de algo o de alguien.
Escrito por: María Helena Manrique De Lecaro, Directora de Orientar. IG: @orientar_tuvida
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