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Es necesario fijar más la mirada en el otro antes que en uno mismo.

El tema que proponemos hoy resulta, muchas veces, todo un reto. ¿Por qué? Porque tendemos a dar una mayor importancia a nuestras cosas (necesidades, intereses propios, preocupaciones), ignorando o quitándole importancia a las cosas de los demás. ¿De dónde nace este desinterés e indiferencia? De nuestro egoísmo, ya que hacer lo contrario sería un fruto del amor.

Tomemos como ejemplo el caso de Santa Teresa de Calcuta, quien pudo llegar a decir —por propia experiencia— que hay más alegría en dar que en recibir. Quizá nos puede venir bien leer, ahora, unas líneas de la oración para saber amar:

Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.

Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien;
cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.

Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.

(Teresa de Calcuta)

Lo anterior requiere de olvido de sí y de mucho amor. Se trata de fijar más la mirada en el otro antes que en uno mismo. Es cuestión de vivir atentos a las necesidades de los demás y ver cómo podemos ayudarles.

En este sentido, te sugerimos pienses en lo siguiente:

  • Las personas tenemos necesidad de afecto: recuerda a los demás cuanto les quieres mediante muestras de cariño y aprecio.
  • ¿A qué personas has descuidado hace ya un tiempo? Anímate a interesarte por ellas y sus cosas.
  • ¿Qué aniversario, cumpleaños se aproxima? Prepara algo especial.
  • Necesitamos manos amigas que nos socorran: pregunta a alguien que veas muy liado si puedes echarle una mano con algo.
  • Ves a alguien triste o desanimado: piensa en qué puedes hacer o decirle para ayudarle a levantar el ánimo.
  • Ayuda a sobrellevar las penas y a celebrar las alegrías de los demás.
  • El amor comienza en casa, pregunta a quienes te rodean: ¿cómo estás?, ¿qué tal ha ido el día?, ¿qué has hecho y qué has aprendido hoy?, ¿tienes algo en lo que te pueda ayudar?
  • Piensa en cosas tuyas que las puedes compartir con los que las necesitan más.
  • ¿Qué promesa que has hecho que no has cumplido aún?

En definitiva, es importante pensar en qué atenciones tener con los que están más cerca de nosotros. Los demás deben llegar a reconocer (por tus palabras y acciones) que para ti ellos son muy importantes.

Por Katherine Zambrano Yaguana, PhD.
Universidad de Navarra.

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