Los padres somos los educadores más importantes de nuestros hijos, y en la primera infancia es donde ponemos las mejores bases para el futuro.
Algunos padres han delegado a otros actores la educación de sus hijos pequeños, quizás porque piensan que cuando tienen menos de 3 años solo necesitan estar bien cuidados y alimentados. Se sienten tranquilos porque ya los están educando en el maternal, o los abuelos que se hacen cargo durante el día, o una empleada del hogar. Y sin duda todos ellos son una gran ayuda.
Sin embargo, quizás sin mucha conciencia, los padres estarían desaprovechando la mejor etapa para sembrar en sus hijos las bases para su vida de adultos. El orden y la sinceridad son las virtudes que se educan mejor hasta los 3 años; aunque esto no significa que más adelante no pueda lograrse, con más esfuerzo eso sí, que los hijos sean ordenados y sinceros.
Etapa de oro
La infancia es una sala de espera, una escuela intensiva de descubrimientos para la vida de cada niño. Nuestros hijos necesitan recorrer esta etapa de la mano de papá y mamá, que le vayan mostrando con amor cómo deben comportarse.
Durante estos primeros años el cerebro está en formación acelerada y los niños tienen una gran capacidad de asimilación y respuesta a innumerables a estímulos y así como al afecto que reciben.
Si se inicia con responsabilidad su desarrollo intelectual y somático en estos momentos, se puede conducir a los hijos a obtener unos logros impensables. Si a esto le añadimos el buen ejemplo de los padres en decir siempre la verdad (nada de “mentiritas blancas”), y en ser ordenados, no solo tendremos hijos inteligentes y felices sino inclinados al bien.
Se educa en el día a día
Se puede y debe educar con amor en las cosas más sencillas del día a día. El niño deberá adquirir unos hábitos necesarios en este período.
- Orden: en las horas de la comida, el baño, recoger sus cosas, guardar sus juguetes, etc.
- Sueño: que sea a las mismas horas y en un mismo lugar.
- Comidas: a horas, balanceadas, variadas y con control.
- Higiene: que aprendan a verse limpios, crear rutinas.
- Sinceridad: sin miedo y desde la mas tierna infancia decir siempre la verdad.
Con información proporcionada por
Ma. Teresa de Riofrío