La muerte del actor mexicano Roberto Gómez Bolaños trae recuerdos de las enseñanzas que dejó a todos los latinoamericanos en sus personajes como en el famoso programa "El chavo del ocho".
Roberto Gómez Bolaños, se hizo leyenda antes de morir y ahora lo es aún más. Sus programas semanales “El Chavo del ocho” y “El Chapulín Colorado” eran vistos por 300 millones de personas de casi toda América Latina.
Si bien en 1992 se dejaron de producir, se siguen pasando y nos seguimos riendo pues, “sin querer queriendo”, tienen actualidad.
Muchos han comentado su muerte, entre ellos el Presidente de la República: “Hoy murió un genio, el gran Chespirito. Muchas gracias en nombre de todas las generaciones a las que brindó tantas alegría”
Pero parece que alguien no leyó este comentario, ni tampoco el del Ministro del Interior, José Serrano, quien afirmó: “Ayer compraba este libro de anécdotas de Roberto Gómez Bolaños, que en el cielo te sigan los buenos”; Por eso, el decir que “partes de Chespirito o del Chavo no eran comedia. NO es humor golpear a un niño, tratarlo como tonto o ridiculizarlo. Eso no”, fue, por decir lo menos, ir en contra de un sentimiento popular.
Leyendo sobre su vida me enteré que en el 2007, se unió al reclamo de quienes pugnaban por mantener el aborto como un delito en el Distrito Federal, frente a la postura de la Asamblea Legislativa, que quería despenalizarlo durante las doce primeras semanas de gestación. Gómez Bolaños lanzó comerciales de televisión en contra de la nueva ley.
Uno decía: “Hola, soy su amigo Chespirito; cuando yo estaba en el vientre de mi madre, ella sufrió un accidente que la puso al borde de la muerte. El médico le dijo: “Tendrás que abortar”. Y ella respondió: “¡Abortar yo, jamás!” Es decir, defendió mi vida, mi vida, y gracias a eso estoy aquí”
Y da la casualidad de que quien hizo el comentario negativo, pugnó a favor de la despenalización del aborto. Entendamos al Chavo como comedia, pero, lo que otros deben entender es que el aborto es matar la vida de un inocente, un crimen, así de claro.
Soy de los que siguieron y siguen al Chapulín…Miles lo despidieron como un “grande”…Gracias Chavo por alegrar y defender la vida.
Mons. Alfredo Espinoza Mateus
Diario La Hora Riobamba