Cristo no está muerto por casualidad, no, no es un accidente; ha muerto por mí y por ti.
Hay momentos en que el corazón está al límite de su resistencia y hoy es uno de esos días privilegiados. ¿Qué hacer, qué decir, qué sentir ante este insondable y a la vez palpable misterio de Amor?
Cristo está muerto en la cruz, Aquél que me da la Vida, que cada mañana me inyecta Amor para que viva de Cristo... Pero no está muerto por casualidad, no, no es un accidente; ha muerto por mí y por ti, ha entregado su vida para que tengamos Vida y vida abundante. ¿Qué corazón no se conmueve cuando se entera de esto? No surge culpabilidad sino liberación, porque ésa es la norma del amor: que el que tiene da al que no tiene, y Jesús ha dado toda su Sangre y su Cuerpo para cubrir mi nada.
Aquí estamos, contemplando este Misterio inaudito, callando porque… ¿qué podríamos decir? Palpitando como aquél a quien han rescatado de ahogarse o quemarse o… haber encontrado la vida cuando tocabas la muerte.
«Y todo porque te amo» es el susurro que resuena en cada corazón desde el Corazón de Cristo
Aquí estáis con nosotros, adorando a Cristo Eucaristía delante del monumento, que está presidido por la imagen que todos conocéis de vive de Cristo y que lo dice todo. Arropan este cuadro telas rojas y doradas, envolviendo lo que celebramos para reposar sobre el altar de la Eucaristía con el vino y el pan que son transformados, a través de las manos del sacerdote, en Jesús vivo para siempre en el Sagrario. El candelabro del pueblo judío custodia la historia en que se hizo la Encarnación del Verbo y la Historia de Salvación. La jofaina muestra el servicio, la entrega como modelo de vida para ser Feliz. Las velas y las flores somos nosotros, los que nos acogemos a su misericordia y le bendecimos.
«Y todo porque te amo» es el susurro que resuena en cada corazón desde el Corazón de Cristo: porque te amo estoy aquí y así, espera junto a Mí, no te apartes, que queda lo mejor, el fundamento de todo: la Resurrección.
El reto para hoy es “estar”: déjate amar por Cristo, siéntate un rato junto a Él.
Vía Aleteia