Desplazarte -hacer scroll- en las redes sociales no es intrínsecamente malo, pero puede convertirse en una adicción que nos aleja de Dios.
Desplazarte en redes, una amenaza para la vida espiritual…
Desplazarse por diferentes canales de noticias se ha convertido en parte de la vida diaria de la mayoría de las personas con acceso a un dispositivo móvil. Muchos lo hacen sin siquiera pensarlo: cuando levantan su teléfono inteligente, instantáneamente comienzan a desplazarse. Ya sea en las redes sociales, en YouTube o incluso en las búsquedas de Google, esta acción se ha vuelto casi automática.
En sí mismo, no hay nada inherentemente malo o inmoral en este desplazamiento mecánico. No es ni bueno ni malo y no tiene repercusiones morales inmediatas. Sin embargo, desplazarse puede convertirse rápidamente en una adicción, y ahí es donde puede alejarnos de Dios.
Si solo revisaras las noticias de tu teléfono una vez al mes, esto no sería un problema. Sin embargo, la mayoría de los usuarios de teléfonos móviles probablemente hacen esto decenas de veces al día. Según un artículo de PCMag, una revista informática estadounidense, «en 2023, la gente revisó sus teléfonos una media de 144 veces al día».
Cuando desplazarte se convierte en una adicción
Aunque nunca experimentó la invención de los teléfonos inteligentes o de las computadoras, san Francisco de Sales habla de una forma similar de adicción en su obra Introducción a la vida devota:
«Los juegos, los bailes, las fiestas, los adornos, las comedias, en sí mismas no son malas, pero cosas indiferentes, de las que podemos hacer buen o mal uso […] No está mal hacerlo, pero sí está mal tener afición a ello».
Querer estar al tanto de lo que pasa en el mundo -o a nuestro alrededor- navegando por el teléfono no es un mal deseo, lo problemático es el grado de importancia que le damos. San Francisco de Sales advierte contra la adicción a las actividades mundanas, porque pueden alejarnos de Dios; esto se aplica también al desplazamiento o scrolling incesante: «Digo que poner el cariño en esto es hacer algo contrario a la devoción, cosa muy dañina y peligrosa».
Perturbar la vida espiritual
Este ardor, que es el verdadero punto de la sólida devoción, si los niños pequeños se apegan y se entusiasman en la persecución de las mariposas, a nadie le parecerá malo, porque son niños, pero ¿no es algo ridículo, o más bien lamentable? ¿Ver hombres preocupados y apasionados por nimiedades tan pequeñas como las que nombramos, que, además de su inutilidad, tienen todavía el peligro de perturbar y perturbar su vida espiritual?
Muchos dicen que no tienen tiempo para orar, pero la mayoría de estas personas encuentran tiempo para revisar sus teléfonos 144 veces al día. Por tanto, puede resultar útil evaluar tus hábitos cotidianos con el smartphone y examinarlos seriamente, discerniendo si dejan una sensación de vacío al final del día o si te acercan a Dios.
Escrito por: Philip Kosloski, vía Aleteia.
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