Tienes respuestas a estas preguntas: ¿Cómo seremos después de que la pandemia termine? ¿Qué aprendimos y hacia dónde iremos cada uno de nosotros?
De pronto un día despertamos y como por arte de magia nos vimos contenidos en un escenario que parecía un sueño. Un sueño del que todos los días intentábamos despertar, pero era una realidad. El 2020 ha llegado para dejar una huella en cada uno de nosotros. Entre mascarillas, alcohol, incertidumbre, miedo, malas noticias y algo que jamás imaginamos, aislarnos para luego poder unirnos.
Los seres humanos podemos cambiar de dos maneras, una es inspirándonos para mejorar, es decir, el cambio se da por una motivación interna donde la persona desea firmemente cambiar para bien y evolucionar como ser humano. La otra manera es por tocar fondo, donde la persona después de una o varias experiencias negativas se moviliza a cambiar algo que le estaba perjudicando a él y a los que tenía cerca.
¿Este año tan difícil, tan particular será un año que nos mueve al cambio?
Sin ninguna duda, las marcas post pandemia deberían impulsarnos a reconocer diferentes cosas, entre ellas recordar que somos vulnerables, que la vida es hermosa y debemos valorarla, que el momento más valioso es el presente.
Así que este debería ser el ejemplo más grande de que para valorar la luz antes tuvimos que ver la oscuridad, esa oscuridad que nos permitió desarrollar la resiliencia, desencadenar actos de amor, canciones en balcones, lágrimas, muchas oraciones y aplausos a los médicos.
Esto no puede convertirse en algo transitorio donde quede solo en una capa de nuestra memoria. Los cambios positivos deben permanecer en nosotros, la pandemia debe transformarnos como seres humanos, y empezar ser fiel a nuestros valores, donde reconozcamos que los demás son muy valiosos, que cada persona tiene sus sueños, sus anhelos, sus problemas y sus miedos, es decir la pandemia debe ayudarnos a ver al otro, desde la curiosidad y no desde el juicio.
Entender que si somos mejores personas todos estaremos mejor, entender que no estamos para defendernos del otro sino para ayudarnos y edificarnos. Los cambios individuales generan un impacto, primero, en cada círculo familiar luego en la sociedad así que aprovechemos todos estos sentimientos que quedaran en este año y agradezcamos por estar vivos, por tener una nueva oportunidad para escribir historia, pero esas historias que trascienden y se convierten en legados de los que vendrán después de nosotros.
Es hora de sacudir las malas costumbres, el egoísmo y mostrar ese brillo sano que ilumina nuestro camino y el camino de quienes están cerca. Quitemos una a una esas capas que están tapando la fragilidad.
¿Después de todo quién dijo que ser frágil es sinónimo de debilidad?
Al contrario, tener expresiones de amor, ser empático, cordial, amable nos ayuda a comprender de otra manera las emociones, es así como nos damos permiso para sentir y permiso para levantarnos. A veces hay que sacudir el agua turbia para ver los peces, no debemos temer ver quien esta tras cada uno de los roles que desempeñamos a diario, no debe existir miedo a reencontrarnos con nuestra esencia porque detrás de cada cosa que hacemos esta lo más hermoso nosotros mismos sin máscaras, solo nuestra humanidad y sensibilidad.
Así que esta sea nuestra oportunidad para reinventarnos, para evolucionar, para trazarnos metas y empezar a cumplirlas. Paso a paso tendremos nuevos hábitos que delinearan nuestra personalidad de forma positiva. Porque la pandemia llego para transformar nuestra vida.
Escrito por: Psic. Carol Obando Morán, Directora del Centro internacional de PNL, Coaching y Psicología.
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