¿Por qué la cantidad de divorcios aumenta? ¿Qué está llevando a las parejas a separarse? Actualmente existen una serie de factores culturales que hacen cada vez más normal los divorcios.
Sabemos que el divorcio se está convirtiendo en algo común. Que las parejas no se preparan bien y son poco conscientes del paso trascendental que asumen ante Dios; cuando se comprometen para vivir juntos el resto de sus vidas. Este debe ser un paso que se asuma con sensatez y no debe ser tomado a la ligera.
Algunas de las razones que dificultan este paso son la falta de madurez y de responsabilidad. Además de otros factores como: la pornografía, la comprensión sobre qué es la fidelidad y el compromiso. Así también como la búsqueda excesiva de la autonomía personal, lo que lleva a un individualismo egoísta y una tergiversación del amor auténtico.
Estos problemas siempre existieron, pero se tornan más graves por una falta progresiva en la relación con Dios. Esto sumado al influjo actual de los medios de comunicación que transmiten programas llenos con anti valores, explícitamente en contra la familia.
La pornografía
Destruye la confianza de la pareja, pues es algo que usualmente se hace a escondidas del cónyuge. Degrada la propia libertad y genera una esclavitud sexual egoísta. Mira a la pareja como un objeto que proporciona el placer que se “necesita”. Lo que lo hace ajeno al amor auténtico, que debería ser la razón del compromiso matrimonial.
El valor y dignidad que vemos en la pareja va de la mano al amor auténtico que le tenemos. Generando así, una grave adicción que es caldo de cultivo para la infidelidad.
La fidelidad y el compromiso
Estas son virtudes cada vez más olvidadas, que parecieran encontrarse únicamente en un diccionario o en el Catecismo. El egoísmo y la búsqueda individualista de los propios intereses impiden que las personas se entreguen mutuamente, de modo generoso e incondicional.
El valor y honor de la propia palabra pareciera caduco. Algo de antiguos caballeros dispuestos a vivir una fidelidad y un compromiso más allá de los problemas que pudiesen venir.
Tergiversación del amor auténtico
Otro problema al que se enfrentan las parejas es: “qué significa vivir el amor”. La cultura que vivimos exacerba la primacía del placer sensual. Así mismo, nos enseña que siempre debemos sentirnos bien y la inmediatez, obviando problemas y dificultades.
Excesiva búsqueda de autonomía personal
Antiguamente era más común que los cónyuges “construyeran” su vida juntos. Ahora, suele suceder que recién cuando se tiene un buen trabajo, dinero para valerse por sí mismo, o incluso a tener una maestría, solo ahí se piensa seriamente en casarse. Los tiempos cambiaron y no está mal querer lograr esas metas personales. Pero, ¿no será que hemos invertido algunos valores? Crecer juntos implicaba sobrellevar muchos problemas y dificultades, lo que ayudaba a fortalecer el matrimonio.
Hoy en día pareciera ser más difícil superar problemas matrimoniales. Aunque no es una regla para todos los casos vale tener en cuenta lo siguiente. Si estamos acostumbrados a resolver solos nuestros problemas cuando llegue el momento de estar con alguien se puede tornar complicado. Es por ello que debemos saber compartir hasta nuestras dificultades y problemas, sin pensar que dejamos de lado nuestra autonomía personal.
Una vida matrimonial sin problemas no existe. Si pensamos que el amor es simplemente un placer sensual, llegará el momento en que esto se acabe. El amor es una opción voluntaria y consciente. Implica sacrificarse de manera generosa y preocuparse por la pareja de modo incondicional en todo momento. Si no estamos dispuestos a vivir esa calidad de amor, entonces no estamos aun listos para el matrimonio.
Por: Pablo Augusto Perazzo
Mg. en Educación