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Dolor de rodillas en adultos mayores: conoce las principales patologías y cómo prevenirlas o hacerlas más llevaderas. ¡Lee y comparte!

El 80% de los mayores de 50 años tienen problemas de rodilla. Y cinco de cada diez limitaciones sufrirá para moverse sin ayuda. El dolor de rodilla es un síntoma que tiene muy diferentes causas. En ocasiones, empieza de repente, con un movimiento forzado o durante la práctica deportiva; en otras, crece despacio o se presenta de forma esporádica y remite por temporadas.

Puede darse solo en algún gesto concreto, como subir escaleras, o bien suponer una molestia constante, ya sea level o insoportable. A menudo, interfiere apenas en alguna actividad, como montar en bici, mientras que en otros casos resulta incapacitante, por ejemplo, cuando impide levantarse de una silla sin ayuda o si duele con apenas dar un paso.

La articulación de la rodilla está compuesta por hueso, cartílago, ligamentos y líquidos, además de los músculos y los tendones , que son los que ayudan a que la rodilla se mueva en su articulación. Cualquiera de estas estructuras es susceptible de dañarse y ocasionar dolores o limitaciones en la movilidad.

Las principales causas del dolor en las rodillas suelen ser la artritis y la artrosis, trastornos que pueden darse tanto en hombres como en mujeres, aunque a partir de los 55 años sea 1,5 veces más frecuentes en ellas. De hecho, se estima que una de cada diez personas en España padecerá artrosis de rodilla en alguna etapa de su vida. Pero también puede deberse a lesiones o enfermedades, algunas de ellas graves.

 

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Patologías que podemos sufrir en las rodillas y sus posibles causas

Es importante tener presente:

Artritis, la primera culpable

La artritis es una enfermedad que produce inflamación en las articulaciones y puede afectar a personas de cualquier edad. Engloba más de cien enfermedades reumáticas, entre ellas, la artrosis, la artritis reumatoide y la fibromialgia. Las causas son muy diversas, ya menudo desconocidas. La mayoría de las veces no tiene cura, pero sí existen tratamientos que reducen el dolor y mejoran la capacidad de movimiento.

Factores de riesgo:

  • Antecedentes en la familia; tiende a heredarse.
  • Sobrepeso; los kilos de más área a las articulaciones de la cadera, la rodilla y el tobillo.
  • Mal alineamiento de las rodillas.
  • Fracturas y lesiones en huesos y ligamentos.
  • Trabajos que requieren arrodillarse, estar en cuclillas, levantar pesos, subir escaleras…
  • Práctica intensa de deportes de impacto, como el fútbol o el baloncesto.
  • Falta de fuerza muscular en el cuádriceps.
  • Envejecimiento.

Osteoartritis o artrosis

Es el tipo más frecuente de artritis. Cuando se da en la rodilla, provoca un deterioro del cartílago Producida por el uso y la edad, generalmente.

Síntomas:
Dolor y rigidez en la articulación.

Tratamiento:

  • Control de peso.
  • Ejercicios de fortalecimiento y estiramientos.
  • Calor y frío.
  • Masajes.
  • Medicación: analgésicos orales y tópicos, antiinflamatorios.
  • Inyecciones: corticosteroides, ácido hialurónico…
  • Soportes, férulas o aparatos ortopédicos.

Artritis reumatoide

Es una forma menos común de artritis, que provoca inflamación en el revestimiento de las articulaciones. Su origen puede estar en el sistema inmunológico.

Síntomas:
Hinchazón, dolor, calor en la zona, enrojecimiento y limitación del rango de movimiento.

Tratamiento:

  • Fisioterapia.
  • Medicación estrictamente supervisada para aliviar los síntomas y minimizar los efectos secundarios.
  • Ejercicios moderados y supervisados ​​para fortalecer los músculos.
  • Cirugía solo en caso de daño severo en la articulación.

 

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Lesiones

El dolor de rodillas está a menudo causado por lesiones debidas a la práctica deportiva, a caídas, movimientos repetitivos, desgaste…

Lesión del ligamento cruzado anterior

Hay cuatro ligamentos que conectan la tibia con el fémur y la lesión más habitual se da en el ligamento cruzado anterior, que puede desgarrarse durante la práctica de deportes como el fútbol o el baloncesto o por la típica «mala pisada».

Síntomas:
Un sonido como de estallido o ‘pop’, dolor intenso, hinchazón repentina, incapacidad para moverse, sensación de que la rodilla se va o que no sostiene.

Tratamiento:

  • Reposo.
  • Hielo.
  • Elevación de la pierna.
  • Vendajes de compresión.
  • Rehabilitación.
  • En caso de ligamentos muy dañados, puede requerirse cirugía.

Desgarros en el menisco

Es una lesión muy común. Cada rodilla tiene dos meniscos. Son cartílagos que actúan como almohadillas entre el fémur y la tibia, y resultan importantes para mantener la estabilidad, para proteger las estructuras, porque soportan la carga y absorben los golpes y para el buen funcionamiento de la articulación.

Síntomas:
Hinchazón, rigidez, dolor al girarse o torcer la rodilla, dificultad para estirar la pierna por completo, sensación de flojedad o de bloqueo.

Tratamiento:

  • Reposo.
  • Hielo.
  • Analgésicos.
  • Fisioterapia.
  • Rehabilitación.
  • Cirugía: a veces, es posible reparar un menisco roto o recortarlo.

Tendinitis rotuliana

Los tendones son los encargados de unir los músculos a los huesos. El tendón rotuliano conecta la rótula con la tibia. La lesión se da a menudo en corredores, esquiadores, ciclistas y en quienes practican deportes que implican saltar.

Síntomas:
Dolor debajo de la rótula, a veces incluso al tacto, sobre todo al subir y bajar escaleras, al estirar y flexionar la rodilla, al correr; también se da inflamación y rigidez.

Tratamiento:

  • Reposo.
  • Hielo.
  • Cintas o soportes bajo la rótula.
  • Antiinflamatorios y analgésicos.
  • Masajes.
  • Fortalecimiento de los músculos.
  • Cirugía en casos extremos.

 

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¿Cómo adaptarse?

Nadie está a salvo de sufrir un problema de rodillas, tenga la edad que tenga, ahora o en el futuro, pero existen menos posibilidades de padecerlos si se siguen algunos de los consejos, tales como:

  • Mantener una dieta sana y equilibrada, evitar el sobrepeso y llevar una vida activa.
  • Hacer ejercicios de calentamiento antes de practicar deporte y estirar después de hacer ejercicio, especialmente los músculos de la parte anterior y posterior del muslo.
  • Evitar los cambios de ritmo bruscos en la práctica deportiva, aumentar paulatinamente la intensidad y la duración de las actividades.
  • Fortalecer las piernas en cualquier etapa de la vida: caminar lo máximo posible, montar en bicicleta, etc.
  • Procurar no pasar mucho rato sentados. Si se trabaja en una silla, ponerse una aplicación o una alarma que nos recuerde levantarnos de vez en cuando y “estirar las piernas”.
  • Mientras se está sentado, es posible hacer algún ejercicio: levantar las piernas rectas o incluso añadir pesas de tobillo.
  • Siempre que se pueda, entrenar el equilibrio y la fuerza de las piernas levantándose y sentándose sin apoyarse en los brazos.
  • Utilizar calzado adecuado, seguro y cómodo.
  • Adaptar la vivienda para evitar accidentes, mediante luces de seguridad, sujeción de alfombras, orden…

 

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Fuente: thyssenkrupp-homesolutions.

 

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