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Al hablar del duelo en la infancia se suele pensar que los niños tienen una capacidad para restablecerse del mismo sin grandes complicaciones. Y tal vez por esta creencia intentamos protegerlos emocionalmente, abordando el tema lo menos posible y aparentando que todo marcha bien.

La realidad es que la pérdida de un ser querido trae consigo tristeza, vacío, soledad, sin importar la edad. Debemos tomar conciencia de que los pequeños también atraviesan estas emociones, por lo que deben ser tomadas en cuenta para ser gestionadas.

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¿Cómo pueden manifestar los niños su dolor?

Muchas veces los niños no pueden verbalizar todo lo que sienten, en especial, cuando se trata de un tema tan complejo como lo es la muerte. Es aquí cuando muchos manifiestan ciertas alteraciones como:

  • Cambios de humor
  • Problemas para dormir
  • Poco apetito o al contrario, comer excesivamente (estados de ansiedad)
  • Disminución en el rendimiento escolar
  • Temor por perder a otro familiar
  • Conductas regresivas como: pedir dormir con los papás, meterse los dedos a la boca, incluso un retroceso en el control de esfínteres.

¿Cómo se puede ayudar al niño a afrontar una pérdida?

La mejor manera para ayudarlo a afrontar la pérdida es acompañándolo. El niño experimentará dolor, pena, angustia. Estas emociones no deben ser minimizadas ni reprimidas. Debemos darles la importancia que merecen, y hacerles saber que lo comprendemos y que no está solo.

No debemos ocultar nuestra tristeza al niño debido a que es normal sentir dolor. Sin embargo, es recomendable que este no presencie escenas que puedan resultar desgarradoras o de descontrol.

Es importante que el niño tenga claro que la persona no va a regresar físicamente. Esto suele ser la parte más difícil. Debemos ayudarlo a comprender que aunque no podamos ver a nuestro ser querido, es posible mantener su recuerdo. Esto se logra resaltando los mejores momentos que el pequeño mantuvo con esa persona, de forma que el niño se siga sintiendo vinculado a él/ella.

Los niños al igual que los adultos deben expresar sus emociones, lo que no siempre es fácil cuando se está viviendo un duelo. Una manera que podría resultar más natural para canalizar las emociones en los niños es mediante cuentos. Estos son muy útiles para que los pequeños se adapten al nuevo escenario. Al momento de buscar libros sobre este tema Internet puede ser una gran ayuda.

Finalmente, los niños necesitan en este proceso mucha atención y afecto de parte del adulto ya que por el simple hecho de ser pequeños cuentan con menos habilidades para afrontar la pena y frustración que conlleva este tema. Animémoslos a expresar sus emociones, dediquémosles tiempo, respondamos sus dudas, acompañémoslos a afrontar sus temores y brindémosles todo el amor que necesitan en estos duros momentos.

Por: Belén Proaño Serrano

Máster en Atención Temprana

www.unmundosinetiquetas.com

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