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¿De qué sirve que las religiones cristianas dialoguen cuando una gran parte del mundo ya no es creyente?

El pasado 21 de junio, Francisco viajó a Ginebra, Suiza, para participar en el 70 aniversario de la Fundación del Consejo Mundial de las Iglesias (CMI), al que fue invitado para dar un mensaje para la unidad de los cristianos.

Un encuentro muy singular

Lo interesante de este evento es que la Iglesia Católica no es miembro del CMI, el mismo que engloba a 349 Iglesias entre protestantes, luteranas, anglicanas y ortodoxas de más de 110 países. A pesar de este motivo, sí que participa en numerosas comisiones de trabajo desde hace más de 50 años.

Peregrinaje ecuménico

Respecto al diálogo entre religiones cristianas establecido Pablo VI, el papa Francisco sigue este camino ecuménico. El mismo que grandemente impulsó y que continuaron Juan Pablo II y Benedicto XVI, para buscar la unidad entre las confesiones que aceptan a Jesús como Dios y Salvador.

El Papa actual ha recorrido un largo camino para fomentar esta unidad. Este incluye la visita a la ciudad sueca de Lund, para conmemorar el 500 aniversario de la reforma luterana. Además de la histórica entrevista en Cuba con el Patriarca de Moscú, Kirill, y líder de los cristianos ortodoxos.

Este otro viaje a Suiza fue otro importante hito, que estuvo marcado por un gran signo. Esto debido a que la reunión se efectuó en Ginebra, donde nació Calvino, uno de los padres de la Reforma protestante del siglo XVI.

Ecumenismo de la sangre

En el discurso que Francisco dirigió al CMI, el Papa recordó una realidad capital para hablar de unidad entre cristianos de diferentes confesiones: el “ecumenismo de la sangre”, tan mencionado por Juan Pablo II.

En efecto, en muchas ocasiones a lo largo de la historia, los perseguidores del cristianismo han martirizado simultáneamente a creyentes en Cristo de diversas confesiones. En donde, todos ellos murieron por la misma causa: amar a Jesucristo. Aquella profesión de fe en Cristo, que los llevó a entregar su vida, es idéntica para todos sin importar su confesión.

Caminar juntos

Desde el comienzo de su pontificado, el papa Francisco ha buscado la manera de no tener que esperar a que los teólogos encuentren la manera de integrar las diferencias doctrinales. Así, católicos, reformados, ortodoxos y evangélicos, podrían realizar actividades conjuntas sin importar las diversas confesiones cristianas.

El Pontífice argentino ha manifestado en diversos momentos que hoy mismo ya podemos empezar a “caminar juntos”. En efecto, ahora mismo los cristianos de las diversas confesiones podemos rezar juntos, hacer tareas caritativas juntos, estudiar juntos, etcétera.

En este discurso, el Pontífice propuso que vayamos juntos “hacia las múltiples periferias existenciales de hoy, para llevar juntos la gracia sanadora del Evangelio a la humanidad que sufre”. También invitó a que nos preguntemos:

Estamos caminando de verdad o solo con palabras, si los hermanos nos importan de verdad y los encomendamos al Señor o están lejos de nuestros intereses reales

En un mundo secularizado, hablar de ecumenismo no es algo inútil, sino necesario. Al ver que hoy los creyentes no pelean sino dialogan, rezan unidos y trabajan juntos, es una señal para los demás que las religiones unen y llevan a la paz.

Los deseos de fraternidad y paz que la Revolución Francesa y el marxismo inútilmente quisieron instaurar al margen de la fe, hoy pueden ser buscados por la vía religiosa ecuménica. Esto ya sin el fantasma de la violencia o el fanatismo.

Por: P. Luis-Fernando Valdés
@FeyRazon   lfvaldes@gmail.com
http://www.columnafeyrazon.blogspot.com

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