Se acerca el regreso a clases y muchos padres de familia buscan instituciones educativas que entreguen una enseñanza de calidad para sus hijos. Pero esta búsqueda se amplía por la gran oferta de colegios, algunos de un solo sexo y otros mixtos. ¿Cuál es la mejor opción?
En este tema existen opiniones encontradas. Hay padres que prefieren la educación mixta para que sus hijos logren mayor sociabilidad con sus compañeros, mientras que otros consideran necesario matricularlos en instituciones con educación diferenciada para buscar igualdad de oportunidades.
Si bien, la metodología del colegio es importante al tomar esta decisión, la influencia de colegios femeninos, masculinos o mixtos pueden actuar en la vida escolar de los estudiantes. Así lo comprueba un estudio realizado por la Universidad de Vermont. Esta investigación, que tardó cuatro años, concluyó que en las escuelas mixtas hay una tendencia de que los varones falten más a clase, sean indisciplinados y contesten al profesor; promoviendo, de esta manera, la necesidad de educar a niños y niñas por separado.
Johnny García, vicerrector del colegio Torremar, coincide con esta teoría. Él explica que las instituciones con educación diferenciada permiten a los estudiantes realizar actividades con más compromiso. “Los chicos dedican más tiempo a los estudios y tienen mucha más confianza en sus aptitudes y en sí mismos, ya que no tienen distractores naturales dentro del salón de clases, como el sexo opuesto”.
Sin embargo, Kely Castelo, psicóloga y directora del departamento de consejería estudiantil del Liceo Panamericano, señala que desde un punto de vista general, la educación mixta es lo que demanda la sociedad actual. “El ser humano desde pequeño está en contacto con hombres y mujeres; y la etapa del colegio no debe formar al estudiante solo en el lado académico, sino también en las habilidades interpersonales para su vida adulta”.
Tiempo de madurar
Se conoce que las mujeres maduran más rápido que los hombres por el desarrollo temprano del lóbulo frontal, encargado de la toma de decisiones y memoria de las personas. Su crecimiento se completa entre los 16 y 20 años en las chicas; mientras que en los hombres sucede a los 25 aproximadamente.
Por eso, estudios neurocientíficos -entre ellos los del estadounidense Louann Brizendine- destacan la importancia de atender el desarrollo cerebral por separado. Cuando las niñas de 11 años empiezan a entrar en la etapa de la adolescencia, ellos siguen siendo niños. “Esto provoca conflictos en las aulas, los chicos se sienten despreciados por las niñas que en ocasiones se ríen de su ‘infantilismo’ en razonamiento, comportamiento y reacciones”, destaca García.
De esta manera, la madurez de las chicas en secundaria y su capacidad para asumir responsabilidades a una edad más temprana que sus compañeros de clase son dos de los factores que explican la “superioridad” de las estudiantes en las calificaciones.
Sobre esto, Kely nos explica -de acuerdo a su experiencia educativa- que “la competencia académica cada vez es más equilibrada entre ambos sexos, porque cuando los chicos ven a sus compañeras preocupadas por estudiar o sacar un beca, se motivan y se ponen metas”.
Preparados para la vida adulta
Asimismo, esta especialista resalta que conocer al sexo opuesto desde el colegio es un plus que tienen los estudiantes de colegios mixtos. “Los chicos se gradúan preparados para desenvolverse en otros contextos de la vida adulta, especialmente en el área laboral donde trabajas con hombres y mujeres; es algo que influye, pero también depende de la personalidad de la persona”.
Por su parte, Johnny García sostiene que las habilidades de comunicación para participar en otros contextos de la vida, son parte de la naturaleza del ser humano, pues “aprender a comunicarse es una de las primeras lecciones esenciales que aprenden por sí mismo y por el entorno familiar donde hay: papá, mamá, tíos, primos, etc”.
Sin embargo, ambos coinciden que no existe un perfil específico de estudiante para colegios mixtos o diferenciados. Lo importante es que los padres conozcan a sus hijos y determinen qué tipo de educación necesita para su desarrollo. No es una tarea fácil, pero la invitación está hecha para que indaguen junto a estas recomendaciones, con el fin de brindar una educación de calidad a los niños.
ELLOS OPINAN:
Katherine Calero
Comunicadora
Tuve los dos tipos de educación y puedo decir que para mí fue más beneficiosa la educación mixta porque aprendí a conocer de cerca al sexo opuesto. Ahora soy mamá de tres hijos: dos mujeres (15 y 7 años) y un hombre (12 años). Los mayores, por diferentes circunstancias, también han experimentado los dos tipos de educación.
Considero que cada chico es diferente y la elección del tipo de educación va a depender de las particularidades y necesidades de cada uno. Pero, todo va a depender de otros factores como lo que se enseña en casa, valores inculcados, personalidades, etc.
Francisco Arosemena
Consultor financiero
Mi esposa y yo nos educamos en colegios salesianos, que eran diferenciados. Pero, escogimos para nuestros hijos una institución mixta porque nos pareció que iban de acuerdo a las recomendaciones pedagógicas modernas.
Antes estábamos condicionados por costumbres y rituales protectores que hoy, para bien, se han relajado. La amistad es una experiencia insuperable y es un gran don poder vivirla en diferentes etapas de la vida, enriquecida por la vivencia complementaria entre personas de diferente sexo.
Jeannine Behr
Docente colegio femenino
Como ex alumna de un colegio de mujeres, considero que la educación diferenciada es la más eficiente. He tenido las mejores experiencias como madre de familia al haber escogido esta educación para mis hijos, ya que en el proceso enseñanza-aprendizaje, intervienen algunos factores importantes. Uno de ellos es que niños y niñas se desarrollan a diferente ritmo, la mujer madura antes que el hombre, sus naturalezas son distintas y complementarias. El hombre tiene otros intereses, gustos, aficiones, estímulos, son más activos e inquietos. Las hormonas juegan un papel importante y las diferencias estructurales y funcionales son significativas.
Por: María José Tinoco
Editora
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