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Sin lugar a dudas, si hay algo que trasciende en nuestras vidas, es el recuerdo del amor de nuestros padres.

¿Qué deseamos desarrollar en nuestros niños? ¿Estamos brindándoles las herramientas necesarias para que puedan alcanzar sus metas? ¿Serán personas con un buen futuro? ¿Podrán desenvolverse adecuadamente? Estos son algunos de los cuestionamientos que constantemente se hacen los padres con relación a la crianza de sus hijos.

Expectativas como padres

Pero, ¿qué es lo que realmente desean los padres? Será que quieren que sean excelentes arquitectos, médicos, maestros, diseñadores, etc… Mientras que muchos esperarán que sus hijos consigan la tan anhelada beca para prepararse académicamente y ser buenos profesionales, que sin duda es un gran logro. Otros tal vez deseen criar a niños con valores firmes y habilidades que les permitan ser adultos que se desenvuelvan de la mejor manera posible.

Seguramente, poniendo en balanza las prioridades, para algunos será una u otra cosa, pero el fin será el mismo: tener hijos felices. Para ello, es importante que los padres formen parte activa y constante de la educación de sus hijos, es decir, que sean padres que estén presentes en su crecimiento y que sean factores principales e influyentes en el mismo.

¿Cómo ayudar a mi hijo?

Los padres deben ayudar a crear experiencias y vivencias de aprendizaje que les permitan a sus hijos progresar y crecer de manera integral. Algunas formas de hacerlo son:

  • Dedicarles el tiempo de calidad necesario y fundamental para su desarrollo.
  • Brindarles oportunidades y momentos en los que puedan progresar. Aunque algunos de estos sean caracterizados por dificultades, es el tiempo crucial para que los hijos logren desarrollar, de a poco, su carácter y aptitudes.
  • Mirar las dificultades como oportunidades de aprendizaje. Por ejemplo: sé guía en las peleas o discusiones, que aprenda a escuchar al otro que no piensa igual, profundizar en ceder.
  • Enseñarles a identificar en las rabietas y berrinches las emociones que pueden presentarse, permitiéndoles reconocer lo que están experimentando.
  • Enfrentar las situaciones y emociones complejas que se puedan presentar, procesándolas y siguiendo con la rutina diaria.
  • Apoyarlos para que ellos sean los vencedores de los obstáculos que se les presenten, sacando al máximo sus recursos.

Lograr una paternidad con sentido

Principalmente esto se consigue estando presente en la vida de los hijos. Esto no significa llenarlos de objetos, ni viajes que suplan las funciones parentales. Supone participar activamente y a conciencia en cada una de sus experiencias y vivencias; las mismas que serán significativas en su crecimiento integral.

Sin duda, estas vivencias les brindarán las habilidades que les permitirán tener una vida adulta más armónica, ya que tendrán las herramientas para asimilar una estabilidad emocional y aprender a ser flexibles a los cambios, establecer relaciones interpersonales firmes y coherentes según sus principios e ideales personales (inculcados y aprendidos desde la familia).

Además, conseguirán que sus hijos aprendan a tomar mejores decisiones y asumir mayores riesgos, a que tengan mayor control de sus emociones y de sí mismos (autocontrol), lo que a su vez les permitirá conocerse. Sobre todo, aprenderán por ellos mismos que los obstáculos son realmente oportunidades para esforzarse, dar lo mejor de sí y progresar.

Por Alejandra Vallejo Johnson
Psicóloga clínica – Máster en Psicopedagogía.

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