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No me gusta repetirme y ya hablamos de las fiestas y la forma en la que tanto nos impacta, pero esta semana tuve unas reuniones muy típicas de la época: esa sensación de cierre de cosas que manejamos en esta parte del mundo puesto que a las fiestas la siguen las vacaciones y coincidir es más esquivo.

La sensación de cierre o de pausa para tomar fuerza «el año que viene» aunque eso sea solo en un par de días, está un poquito abrazada a la melancolía y a la sensación de lo que se pudo, de lo que no se pudo y de lo que no se sabe si se podrá. Esa sensación me parece un poco traicionera porque nos ata a fantasear cosas que no son del todo reales.

Los que estamos en esta comunidad somos al final de cuentas y no importa en qué rol, generadores de cambio. Estamos acá y leemos esto y nos involucramos en nuevas ideas y nuevas actividades porque sabemos que hay una realidad distinta que de a poco y todos juntos desde nuestro lugar estamos construyendo.

Con que uno de nosotros tuerza su historia, ganamos todos. Con que dos de nosotros tengan en claro que no tienen que repetir una segunda mitad como la de sus antepasados ganamos todos. Con que algunos de nosotros sepamos que es importante socializar y hacer actividad física tanto como respirar, gana una comunidad entera. Con que vayamos por la vida contagiando de vida al que tenemos al lado, cambiamos el mundo.

Díganme idealista, pues si, lo soy. Pero también soy bien concreto: llevo muchos años investigando, aprendiendo e implementando esto que promuevo. Y Haber visto en estos días personas que generan círculos de cambio a su alrededor no hace más que querer ir por más.

Ustedes tienen que ir por más. Todo el tiempo. Yo también. ¿Y eso como se hace? Dejando de lado la añoranza y una cabeza que va y viene entre lo que fue y no, y lo que no sabemos si va a ser y anclarnos muy fuerte en este presente. Así se hace: siendo cultores del aquí y ahora y tatuándonos fuerte el único mensaje que tiene esta comunidad: esta vida es nuestra y el camino paso a paso lo hacemos nosotros porque hay que vivir bien hasta el final. Ese es el único motivo y la única manera. Buscar nuestro bienestar pese a todo. Y solo, nadie hace nada.

Hacer comunidad es la única forma de cambiar el mundo. Y yo en mis más 50 quiero darlo vuelta, sacudirlo y hacer que empecemos de nuevo, pero mucho mejor.

Diego Bernardini

www.lasegundamitad.org

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