El barco mágico, la aventura de dos hermanos que reciben un maravilloso regalo que cambiará sus vidas y la de sus amigos.
Había una vez dos hermanos muy pobres: Anita y Pedrito, que vivían en el barrio Las Peñas en la época del Guayaquil Antiguo con su abuelita María.
Eran muy felices con sus amiguitos del barrio, a pesar que sus padres se habían ido a España a trabajar para los reyes.
Un buen día, Anita y Pedrito reciben una carta muy misteriosa que llamó la atención de todos por estar en un sobre muy grande con letras muy llamativas y lleno de maravillosos colores, con un mensaje que era un regalo de sus padres.
La carta decía que Pedrito y Anita eran dueños de un barco antiguo y que tenían que ir a verlo al muelle cerca de su casa.
Al día siguiente todo el barrio fue a ver el barco con gran sorpresa y entusiasmo. Al llegar se encontraron con un barco viejo, feo y sucio que no les gustó nada.
Todas las personas se fueron a sus casas menos Pedrito y Anita a quienes les llamó la atención entrar en ese misterioso lugar.
El barco mágico
Para sorpresa de los niños, este era un barco mágico que hablaba y tenía grandes poderes y secretos de los piratas de Guayaquil.
En el momento que los niños entraron se transformó en un hermoso y brillante barco que solo cambiaba si los dueños lo querían tener.
Convertido en un hermoso barco, comenzó a hablar y les dijo que se llamaba Panchito y que había recorrido los siete mares y que conocía los tesoros escondidos al fondo del mar. Les contó de uno que existía en el fondo del mar dentro de una cueva y que nadie se atrevía a entrar porque estaba vigilado por la terrible ballena Úrsula.
En busca del tesoro
Los niños se miraron y dijeron que ellos irían al rescate de ese gran tesoro, el que serviría para dar de comer y comprar juguetes para los niños pobres.
Al día siguiente, los niños partieron rumbo a alta mar, y con su gran brújula Panchito los llevó al lugar indicado. Dentro del barco encontraron una misteriosa funda. Anita descubrió que había polvo de hadas en su interior y con eso harían dormir a la ballena.
Prepararon unas galletas y comenzaron a bucear hasta la cueva. Nadaron por horas hasta que en lo profundo del mar apareció la enorme ballena con su aspecto que daba mucho miedo y comenzó a perseguir a los niños. Con un gran arpón Pedrito le lanzó galletas a la ballena mientras abría su gran boca para tragarse a los niños. Poco a poco Úrsula comenzó a dormirse y su enorme cuerpo fue cayendo al fondo del mar.
En ese momento aprovecharon los hermanos para ingresar a la cueva y, para su sorpresa, vieron el cofre con las riquezas que Úrsula había robado antes a los guayaquileños.
Muy felices llegaron al barco con el gran cofre y partieron rumbo a Guayaquil. Al llegar fueron recibidos con aplausos y abrazos ya que con las riquezas iban a comprar cosas para los niños pobres. Muy agradecidos con su barco mágico decidieron quedarse con él para que adorne el puerto y que los demás niños escuchen todos los cuentos que les iba a contar Panchito.
Y con esto este cuento llega a su fin. Los niños tuvieron ropa y comida… y Úrsula sigue dormida.
Escrito por: Arq. Carlos Castro Molestina.
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