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La drogadicción es una de las adicciones más letales para el ser humano. Como sociedad qué podemos hacer para combatirla y vencerla.

La epidemia mundial de consumo de droga (drogadicción) ha hecho su incubación en nuestro país, al punto de llegar a ser el único país que tienen menores en consumo de H (heroína).

En la semana Internacional contra el Abuso y el Tráfico Ilícito de Drogas, la comunidad internacional reconoce la determinación universal de fortalecer las acciones a nivel mundial para prevenir el uso de drogas ilícitas, en particular por parte de niños y adolescentes, quienes son especialmente vulnerables a una amplia gama de tentaciones debido a los cambios físicos, psicológicos y emocionales que experimentan.

Frente a una situación de emergencia sanitaria nacional para contrarrestar al COVID-19, enfocada en implementar la vacunación de la población, quedan de lado otras acciones concretas orientadas a la prevención de la epidemia de drogadicción en especial en niños y jóvenes en nuestro país, que demandan un trabajo conjunto para implementar estrategias que minimicen el impacto de esta cruda realidad que agudiza la situación de vulnerabilidad de nuestros menores y sus familias.

La epidemia mundial de consumo de droga ha hecho su incubación en nuestro país, al punto de llegar a ser el único país que tienen menores en consumo de H (heroína).

 

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Carencia de estadísticas

Frente a la carencia de estadísticas sostenidas, no se puede “diagnosticar” con exactitud el avance de la epidemia de las adicciones a las drogas en nuestro país, pero lo que sí sabemos es que, en el 2018, 20.894 niños entre los 10 y 19 años de edad asistieron a las terapias del Ministerio de Salud por adicciones al alcohol y a las drogas; y solo en Guayas, el porcentaje ascendía al 80%, con la más alta ingesta de alcohol, H, base y marihuana.

Lo otro que se conoce es que en el 2015 hubo más de 8.000 fallecimientos relacionados con el consumo de drogas en el país.

La familia en el centro de la enfermedad de las adicciones

Según la SETEC -observatorio eliminado en el Gobierno anterior- la edad de inicio del consumo fue entre 14 y 15 años (Años 2016). Pero la realidad supera esta cifra, puesto que la iniciación está entre los 8 y 9 años, acorde a datos de la Fundación Ser Humano.

Esta cifra está basada en una extrapolación de la sistematización del trabajo con 1.800 familias de las cooperativas San Francisco 2 y Flor de Bastión, dos de los sectores más poblados de Guayaquil.

La adicción es considerada una enfermedad multifactorial. La Dra. Nadia Donadonibus, especialista en Salud Mental y Conductas Adictivas nos explica: “Las adicciones a la marihuana y a la “H” heroína tiene daños cerebrales, muchas veces irreversibles que van desde afectación a las capacidades cognitivas, conductuales, y otras relacionadas con la motivación y la voluntad”.

De ahí que escuchemos hablar de niños y jóvenes convertidos en verdaderos “zombies” en las calles y de donde se deriva todo tipo de conducta de riesgo, desde bajo rendimiento escolar, accidentes automovilísticos hasta conductas antisociales como violencia intrafamiliar, pandillas, delincuencia, sicariato, crímenes y suicidios, entre otras. Una cadena de efectos legales, económicos, psico-médicos, sociales y culturales. devastadores para una comunidad, para la fuerza productiva y el país en su conjunto.

 

DROGADICCIÓN 2

 

La importancia de la familia contra las drogas

“Las adicciones pueden parecer muy diferentes en la superficie, pero provocadas por las mismas causas profundas. Todas conducen al mismo estado: la esclavitud personal”, especifica Gorka Moreno, Director Adjunto de la Fundación Proyecto Hombre Navarra.

“Vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea, a través de los valores y la búsqueda de sentido”; por lo que regresamos al punto neurálgico de esta enfermedad, el talón de Aquiles y a la vez la puerta hacia una solución: la familia.

El principal factor de protección contra el consumo de estas sustancias está en la familia. “No se puede desligar atendiendo solo los factores biológicos y sociológicos, sino con un aproximamiento holístico integral como lo es el enfoque científico, humanista-existencialista de la persona.”

De ser así, comenzamos a deslumbrar un camino hacia la salud y libertad de una sociedad cautiva.

El pacto hacia una sociedad libre de drogadicción

La batalla de los estados y gobiernos tiene poco éxito porque no va a las raíces donde se gesta el problema ya que no se abordan los factores preventivos o culturales profundos que influyen en la vida de las personas decisivamente, lo cual contribuye a crear una insaciable demanda.

La salida la podemos vislumbrar en un pacto entre todos los actores desde políticos hasta civiles, que nos lleve a invertir recursos y energía en curarnos en salud. ¿Cómo?

A más de impedir que grupos multimillonarios de las drogas presionen a las autoridades a formular solo políticas de reducción del daño o la legalización de las drogas, el enfoque está en una política pública que se traduzca programas en territorio para la prevención y rehabilitación a través de hogares y comunidades seguras, convertidas en agentes de prevención.

Referentes y ejemplos

Al respecto tenemos como referente dos comunidades de Guayaquil: Flor de Bastión y San Francisco donde se aplicó un modelo de prevención a través de la capacitación de todos sus actores -padres, jóvenes, lideres- convertidos en agentes de prevención del consumo de drogas, evitando la drogadicción.

La Fundación Ser Humano comprometida con un enfoque científico-humanista-existencial atendió a más de 1800 familias, y capacitaron a 50 educadores comunitarios, quienes adecuaron 2 Centros de Escucha, de manera de convertirse en barrios seguros, impidiendo el acceso al microtráfico y siendo la comunidad la que implementa la prevención de la drogadicción.

Como enfermedad de tipo catastrófico que vulnerabiliza más a nuestra infancia y adolescencia, ya aquejada por los efectos del desempleo en los hogares, que van desde la desestructuración de las familias y violencia intrafamiliar, el hambre, la carencia de protección social, desnutrición, baja escolaridad, trabajo infantil, abuso y explotación sexual; nos corresponde actuar en el marco de una política pública macro que implique las instituciones públicas y la sociedad civil, junto con la prácticas comprobadas como exitosas en materia de prevención e intervención y asistencia en drogadicción infantil, las mismas que van desde le nivel gubernamental hasta el comunitario.

 

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Escrito por: Lorena Egas Granja, Msc. Ciencias de la Información.

 

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