Con dinero se puede comprar un reloj, pero no el tiempo. Se puede comprar un libro, pero no el conocimiento… ¡Lee y comparte!
¿Alguna vez has pensando que el dinero es la solución para todos tus problemas? Yo sí: cuando era adolescente lo pensé más de una vez. Es que, en una sociedad consumista, en la que el éxito se asocia al dinero es muy fácil afirmar esto.
A lo largo de mi vida, Dios me regaló la oportunidad de convivir con personas que tienen mucho dinero y con personas para las que cada sol cuenta. (Por un lado, digo “convivir” porque eran personas muy cercanas a mí; por otro lado, hablo que fue un regalo porque esto me ha permitido poder entender un poquito de ambas realidades).
Aprendí que en esta vida muy pocas personas están satisfechas con lo que tienen: las personas “pobres” por decirlo así, piensan que la solución a sus problemas sería ser ricos; los ricos, por su parte, cada día quieren más o, por el contrario, piensan que si fueran personas “normales” serían más felices.
El origen del problema
Aprendí que el problema no está en lo que tenemos: nuestra insatisfacción no viene de nuestra vida exterior, sino de cómo estamos por dentro. Esas ganas de que algo cambie a nuestro alrededor no está relacionada con los bienes que tenemos, sino de cómo estamos afrontando la vida y de qué tan claro tenemos el sentido de ella.
No se compra con dinero
Hace unos meses leí en una película esta frase, y me pareció muy acertada: “Si crees que el dinero lo va a comprar todo es porque nunca has tenido dinero”. La alegría, la paz interior y el amor son solo tres de las cosas más importantes, que no se compran con dinero.
Si no aprendemos a tener una mirada sobrenatural de la vida, con o sin dinero, podemos llegar a ser muy infelices. Tener un corazón agradecido con la realidad que Dios me está permitiendo vivir hoy es la mejor forma de empezar a ser felices.
La realidad es nuestro regalo
Gratitud para reconocer que todo es un regalo, sea poco o mucho. Esta cita bíblica me encanta y creo que aplica bien para este tema “Porque fuiste fiel en lo poco se te dará mucho más” (Mateo 25, 21). ¿Cómo administras lo que tienes? Y con esto no solo me refiero a lo material, sino también a tus dones, tu familia, tus amigos, tu trabajo. ¿Eres fiel a Dios en medio de la realidad que te ha tocado?
El centro es Cristo
Progresar económicamente definitivamente será de bendición para ti y tu familia. Como cristianos, es importante tener metas y esforzarnos en todas las áreas de nuestra vida, sí. Pero el centro de nuestra vida es Cristo, y es Él quien pone orden en ella. Si pensamos que el dinero va a solucionar nuestros problemas, no estamos poniendo a Dios en el centro, sino al dinero.
Si estás pasando por algún problema económico, te invito primero a poner a Dios en el centro de tu vida: “Busquen el reino de Dios y todo lo demás vendrá por añadidura” (Mateo 6,33) Con un corazón en paz y mucha fe empieza a buscar oportunidades, posibles soluciones y deja que Dios te guíe para tomar buenas decisiones. Además, seguro que Dios te empieza a abrir los caminos. Te lo dice alguien que ha visto innumerables milagros en esta área en mi familia y en la de muchas familias cristianas.
¡Mucho ánimo! Recuerda que estamos de paso, nuestra meta es el cielo.
Escrito por: Maryel Medina, ingeniera industrial y emprendedora, vía amafuerte.com
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