La familia no está exenta de de sufrir a causa del estrés. Es por ello que deseamos compartirte 7 estrategias para reducirlo.
En una reciente investigación a padres y madres ecuatorianos, realizada por el IMF de Ecuador junto a la Consultora Argentina ESIDATA, 1 de cada 2 personas encuestadas afirmaron que tienen una vida muy estresada. ¿Cómo se vive esto al interior de las familias?
El estrés, por definición, es un estado que nos pone en alerta ante una exigencia externa que requiere nuestra respuesta. Entendido así, y en línea con afirmaciones de expertos en el tema, pequeñas dosis de estrés son esperables y necesarias.
Por ejemplo, estamos conduciendo y el auto de adelante frena inesperadamente, el estrés se activa, reaccionamos rápidamente y frenamos como respuesta de autocuidado. En la vida cotidiana, las situaciones que suponen estrés nos plantean la búsqueda de respuestas, el dilema se presenta cuando nos sentimos incapaces de encontrarlas.
Las cifras y la experiencia en el contacto directo con cientos de familias indican que en los hogares ecuatorianos el estrés no se limita a dosis esperables, por el contrario, las limitaciones para gestionarlo efectivamente ponen en jaque el bienestar de padres y madres, que no saben cómo responder a las múltiples demandas de la vida familiar, laboral y social.
La crianza de los hijos es una responsabilidad que, a diferencia de las responsabilidades laborales, no está respaldada por un CV que de cuenta de ciertas habilidades previas que maximicen las posibilidades de éxito.
En este sentido, es entendible que la parentalidad sea un motivo frecuente de estrés: emprendemos una tarea que nos exige habilidades que no hemos puesto a prueba antes.
Educar a un/a adolescente en el contexto actual es algo que aprendemos mientras lo hacemos, igual es el caso de padres y madres que reciben en sus brazos a un bebé con muchas expectativas y emprenden un camino de contrastes con la realidad.
Asesoría a las familias
La parentalidad está llena de estos contrastes, la mayoría de los padres y madres encuestados afirmaron que sus hijos/as les proporcionan grandes satisfacciones, de estos, la mitad reportó sentirse algunas veces agobiados por su responsabilidad parental y 6 de cada 10 afirmaron que algunas veces se preguntan si toman las decisiones correctas de cómo sacar a su hijo/a adelante.
Asesorando a familias, hemos advertido que en las dinámicas dentro de los hogares, los momentos de disfrute cotidiano, se ven restringidos por situaciones que son producto del estrés de padres y madres.
La realización de los deberes escolares, los tiempos de comida en familia, los viajes en auto, son todos momentos disfrutables en la vida familiar, sin embargo, en muchas casas, hemos identificado que el clima emocional familiar no contribuye a que estos momentos se disfruten, por el contrario, se convierten en una carga.
Sin duda hay días más fáciles que otros, y la pandemia ha intensificado las exigencias, no obstante, es importante identificar cuándo los momentos de tensión en familia son episodios eventuales, y cuándo se han convertido en parte de la rutina.
Las situaciones de estrés en padres y madres pueden ser una oportunidad para emprender cambios que mejoren el clima familiar.
No detectar a tiempo que se está pasando por una situación de estrés, o detectarla y no emprender ninguna acción, intensificará el problema y perjudicará a todos los miembros de la familia, al respecto, la evidencia científica es contundente: el bienestar psicoemocional de padres y madres incide directamente en la satisfacción familiar y el bienestar de los hijos.
¿Cómo identificar que el estrés de padre/madre no es una excepción en la rutina familiar?
Ten en cuenta los siguientes puntos:
- Sentimientos de frustración frecuentes por los múltiples esfuerzos que se hacen para llegar con todo, y aún así, no llegar.
- Susceptibilidad e irritabilidad: menos paciencia, enojos frecuentes, gritos.
- Sensación de desorden en casa y en el manejo del tiempo.
- Sentirse desbordado/a.
- Menos disponibilidad para el cuidado de los otros miembros de la familia.
- Menos demostraciones de afecto.
- Entre los signos físicos están: cefaleas, agotamiento extremo, falta de concentración y dolores musculares, entre otros.
- Incoherencias en el estilo educativo: debilidad para establecer límites, se cede a las demandas de los hijos, cambian el “no” por un “sí” con su insistencia. Enojos y castigos desproporcionados.
Respecto a este último punto, dos datos más que caben destacar: de los padres y madres encuestados, 4 de cada 10 reportaron que a menudo pierden la paciencia con su hijo/a y 6 de cada 10 afirmaron que desean ponerle límites.
7 estrategias para no estresarte
Conoce cómo gestionar el estrés con las 7 estrategias que compartimos a continuación:
Aceptar nuestra vulnerabilidad
No llegamos a todo y a todo perfecto menos. No busquemos una perfección inalcanzable, aceptemos nuestras limitaciones.
Distinguir lo fundamental de lo accesorio
Nuestro tiempo, nuestras energías, nuestra atención son limitados, por lo mismo, es importante identificar qué tareas familiares y laborales son fundamentales y cuáles son accesorias. Ordenemos en nuestra agenda esas fundamentales, e incluyamos sólo las tareas accesorias que entren con holgura.
Es momento de aprender a decir “no”. Dentro de lo fundamental, contemplemos el tiempo de descanso y los momentos personales y en familia que pueden ser ocasión de recargar energías: deporte, un café con las amigas, una caminata a solas, jugar, ver una serie o leer juntos.
Autocuidado
El autocuidado es fundamental, no es accesorio.
Prevenir situaciones de estrés
En la crianza de los hijos pueden darse muchos momentos de estrés por cuestiones de la rutina familiar. Si las identificamos podemos pensar formas para prevenirlas a través de acuerdos, hábitos y trabajo en equipo.
Pedir ayuda
Abrirse con humildad a la pareja, y/o a personas de confianza que puedan escucharnos y ayudarnos a encontrar posibilidades que no encontramos por nuestra cuenta. Contemplar la necesidad de ayuda profesional.
Intercambiar experiencias
Fomentar la amistad sincera con otras familias que estén atravesando circunstancias educativas similares.
Seamos amables con nosotros mismos
Así como el árbol que cae hace más ruido que los 100 que crecen en silencio, las situaciones en las que nos sentimos desbordados, hacen más ruido que todas aquellas circunstancias que logramos sobrellevar satisfactoriamente.
Para gestionar las situaciones de estrés es clave que recordemos aquello que sí podemos hacer, esto nos deja en mejores condiciones de aceptar con paz aquello que no resulta como esperamos.
Coautoría: Diana Díaz Alférez, Magister en Asesoría Familiar, ESIDATA y Daniella Oliva Master en Asesoramiento Educativo Familiar, IMF.
-
Lee también sobre: ¿Cómo lograr una verdadera unión familiar?