Compartir:

¿Cómo realmente te afecta el n0p0r? Para los que consumen contenido para adultos, es importante que conozcan los riesgos que conlleva.

¿Alguna vez te has preguntado cómo afecta a tu cerebro realmente el consumo de pornografía «nopor»? ¿Y a tus relaciones? ¿Y a tu visión del mundo? En el contexto actual, donde la pornografía está fácilmente accesible a través de internet, es crucial explorar las implicaciones de su consumo.

 

 

Afectaciones al consumir «nopor»

Aquí, examinaremos tan solo tres consecuencias negativas del consumo de pornografía. Consideraremos los aspectos neuronales, relacionales y filosóficos. Además, incluimos, al final del artículo, las referencias a los estudios científicos o documentos:

Alteración de la plasticidad cerebral

Investigaciones recientes han demostrado que el consumo regular de pornografía puede tener efectos perjudiciales en la estructura y función del cerebro. La pornografía activa los mismos circuitos neuronales que las drogas adictivas. Libera dopamina en el cerebro y crea un ciclo de búsqueda de gratificación.

Esta sobreestimulación puede conducir a la desensibilización, lo que significa que se necesita más pornografía o contenido más extremo para alcanzar el mismo nivel de excitación. Estudios como el realizado por Kühn y Gallinat (2014) han encontrado una disminución en la materia gris en áreas del cerebro asociadas con el control de los impulsos en personas que consumen pornografía con frecuencia.

Distorsión de la intimidad y las relaciones interpersonales

La pornografía promueve una visión distorsionada de la sexualidad y la intimidad. El cuerpo humano no es algo que tenemos, como si fuera un accesorio. Por el contrario, es expresión de nuestra persona y nuestro valor. Por lo tanto, tiene un significado intrínseco y sagrado. Es así que su uso (o abuso) en la pornografía como un objeto de gratificación sexual trivializa esta realidad.

El consumo regular de pornografía puede dificultar la formación de relaciones íntimas auténticas, ya que fomenta una mentalidad consumista y despersonalizada hacia los demás. Estudios como el realizado por Perry y otros autores (2018) han encontrado que el consumo de pornografía está asociado con una menor satisfacción en las relaciones románticas y una disminución en la intimidad emocional.

 

 

Desintegración de la dignidad humana y la trascendencia

Desde una perspectiva filosófica, el consumo de pornografía socava la visión única sobre la dignidad humana, visión que nos permite ver el valor intrínseco de la persona y el amor que ella merece. En la Teología del Cuerpo, el Papa San Juan Pablo II enseña que cada persona es un ser único e irrepetible, creado a imagen y semejanza de Dios. Por lo tanto, merece ser tratado con respeto y dignidad.

La pornografía, al reducir a las personas a meros objetos de placer, niega esta dignidad inherente y perpetúa una visión utilitaria y materialista de la sexualidad humana. Además, al centrarse exclusivamente en la satisfacción física, aleja a las personas de la búsqueda de la trascendencia y el significado más profundo de la sexualidad humana.

En conclusión, el consumo de pornografía «nopor» nos pone delante de una especie de lentes que dificultan, oscureciendo, nuestra capacidad de ver. No nos permite ver la realidad del ser humano tal y como fue creado. Tampoco, el amor del que es merecedor. Es por ello que es tan fundamental volver a una visión personalista de la sexualidad humana, como la presentada por San Juan Pablo II. Este modo de ver la sexualidad eleva el cuerpo al nivel de la persona. Nos permite ver que cualquier ataque al cuerpo es un ataque a nuestra dignidad. Como afirma el último documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, tenemos una dignidad infinita, fruto de haber sido creados a imagen y semejanza de un Dios que nos ama infinitamente.

 

 

Escrito por: Elías Duff, sacerdote diocesano en Zárate – Campana, Argentina, vía amafuerte.com

 

Lee también sobre: ¿He perdonado realmente a quien me lastimó?

Compartir: