En esta oportunidad Pablo Moysam comparte su opinión respecto a la violencia sexual contra la mujer, en su artículo titulado: El verdadero enemigo.
El mundo celebró el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y tanto medios como redes sociales se inundaron de noticias, cifras estadísticas y testimonios sobre abusos sexuales, violencia intrafamiliar, acoso laboral y tráfico humano, todas realidades que los expertos conectan cada vez más a una fuente común: la objetivación sexual.
Esta objetivación ocurre cuando las personas son percibidas como objetos sexuales en vez de como seres humanos que merecen respeto por su dignidad de personas.
Un estudio conjunto entre investigadores de las universidades de Princeton y Stanford en EEUU expuso a una muestra de hombres a dos grupos de imágenes, un grupo correspondía a mujeres completamente vestidas y en poses neutras mientras que el otro grupo era de fotos de mujeres sexualizadas tanto en poses como en la poca ropa que traían puesta.
Los psicólogos monitorearon la corteza prefrontal, que es la parte del cerebro encargada en reconocer rostros humanos y distinguir a una persona de otra. El primer grupo de fotos activó mayormente esta zona del cerebro de los hombres, mientras que las fotos sugestivas no.
El resultado del experimento sugiere que sus cerebros fueron incapaces de percibir completamente a esas mujeres sexualizadas como seres humanos, sino más como objetos, enfocándose en sus cuerpos o partes de ellos.
Mujeres víctimas de violencia
En estos últimos días, todos los medios reprodujeron la estadística de que 6 de cada 10 mujeres en Ecuador ha sido víctima de violencia.
Veamos los datos: Según la Encuesta Nacional de Relaciones Familiares y Violencia de Género contra las Mujeres (INEC) efectivamente el 64.9% de las mujeres dice haber sufrido algún tipo de violencia al menos una vez en toda su vida.
Pero pregunto: ¿qué persona, independientemente de su sexo, no ha sufrido algún tipo de violencia al menos una vez en toda su vida? La respuesta es obvia: 10 de cada 10. Pero ciertamente el titular vende más si inducimos a pensar que 6 de cada 10 mujeres está en riesgo de ser víctima de un hombre, típicamente su pareja; pero resulta que al llegar a la lámina 24 de la presentación de resultados del INEC descubrimos que cuando se trata de violencia cometida por la pareja o ex pareja, la cifra se reduce al 43%. De eso, menos de la mitad es violencia psicológica, un cuarto es física y menos de un décimo es sexual.
Ciertamente sigue siendo inaceptable y debemos trabajar juntos -Estado y sociedad- por erradicar todo tipo de violencia; 3 de cada 10 mujeres en el país ha sufrido violencia sexual y cada semana leemos con horror de nuevos crímenes contra niñas, jóvenes, adultas y hasta ancianas.
Vencer al verdadero enemigo
La solución contra la violencia sexual debe ser integral, empezando por la educación en moral y valores, pero también combatiendo un enemigo que hemos normalizado a pesar de que promueve la objetivación sexual: la pornografía.
Estudios científicos demuestran una y otra vez que consumidores frecuentes de pornografía objetivan sexualmente y deshumanizan con más probabilidad a los demás, son menos propensos a intervenir en casos de abuso sexual, tienden a culpar a las víctimas de violación y es más probable que ellos mismos cometan actos de violencia sexual.
Por un lado, el alarmismo progresista le pone banderas rojas a una cifra descontextualizada para sembrar miedo y discordia entre hombre y mujer, al mero estilo marxista de finales del siglo IXX cuando enemistaba a industriales y proletariado; por otro lado, invisibiliza este a enemigo que se apalanca en las “libertades individuales” para corromper la mente y el corazón del hombre y destruir a la mujer.
Escrito por: Pablo Moysam D. Twitter: @pmoysam
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