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Pasamos, al menos, un tercio del día en el trabajo, el cual puede ser una fuente de alegría, seguridad y satisfacción… pero también una carga.

¿Cuáles son nuestros intereses y qué nos gustaría hacer? Esta es una pregunta básica que deberíamos hacernos antes incluso de empezar a buscar trabajo. Requiere un cierto conocimiento de uno mismo para saber también cuáles son nuestros puntos fuertes y débiles, predisposiciones y rasgos que quizá nos impidan dedicarnos a una profesión concreta, y así lograr nuestra satisfacción.

 

 

El trabajo ideal

Un trabajo de ensueño es una ocupación que haríamos aunque nos hiciéramos millonarios y no tuviéramos que trabajar. El protagonista de la película Forrest Gump, por ejemplo, cortaba el césped y, cuando alcanzó un gran éxito, siguió haciéndolo, solo que ya no recibía ninguna remuneración por ello.

En este punto nos pueden venir a la mente profesiones tan exigentes como la de médico o abogado. Si acabamos de terminar el colegio y aún no hemos elegido una carrera universitaria, éste es el mejor momento para pensar qué tipo de formación debemos recibir para conseguir lo que realmente queremos.

Si por el contrario, ya lo tenemos superado y no vemos ninguna posibilidad de estudiar en la universidad, es mejor rechazar de plano algunas profesiones y empezar a pensar en lo que está a nuestro alcance.

¿Sueños o planes?

Todos tenemos algún sueño. Algunos los convierten en planes y, por ejemplo, llegan a ser astronautas. Para ello, es necesario hacerlo realidad; es decir, traer nuestro objetivo del cielo a la tierra.

En otras palabras: pensar qué pasos concretos hay que dar para conseguir una cosa determinada. Visualizar en detalle el camino que nos ha de llevar a nuestro objetivo ayuda a responder a la pregunta: ¿lo queremos realmente?

Tal vez, cuando descubrimos cuánto esfuerzo requiere alcanzar un objetivo concreto, decidimos que no es para nosotros. O puede que un determinado trabajo vaya acompañado de mucho estrés y falta de tiempo para la familia, y que lo que más deseemos sea paz y conexión con nuestros seres queridos.

No se trata de desanimarse ante los retos y elegir lo fácil. Se trata, más bien, de no descubrir al final del camino que lo que tanto deseábamos nos ha causado más pena que alegría.

 

 

¿Qué carrera?

Conviene tener presente que siempre se puede cambiar de camino y adquirir nueva experiencia. Es importante trazar tu trayectoria profesional y mirar ese mapa en retrospectiva.

Preguntémonos: ¿dónde quiero estar dentro de cinco, diez, quince y veinte años? Y luego revisemos esas respuestas.

¿Quizá deberíamos empezar a alcanzar nuestro objetivo empleándonos en el puesto más bajo de alguna empresa? Es importante saber lo que queremos conseguir y el camino para lograrlo.

¿Cuánto tiempo necesitamos para conseguir lo que queremos?

Para muchas personas, un buen trabajo significa: decentemente pagado. No tienen en cuenta que a veces a un salario alto le siguen exigencias muy altas, riesgo de agotamiento y costes sanitarios.

A veces la gente sigue sus sueños y luego se queja de que no les pagan lo suficiente. Sin embargo, la pasión y un salario decente pueden ir de la mano.

Cuando pensamos en qué tipo de trabajo nos gustaría tener, merece la pena comprobar cuánto gana el puesto y si nos conviene. Al hacerlo, merece la pena comprobar si hay o no posibilidades de desarrollo y ascenso en un determinado lugar o profesión. Recuerda: buscamos un trabajo en el que nos sintamos realizados y que se adapte a nuestras aptitudes.

 

 

Escrito por: Michał Krajski, vía Aleteia.

 

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