Con todo lo que está pasado en el mundo, en nuestro país e incluso al interior de nuestras familias, es momento ya de replantearnos la vida.
En uno de los capítulos del libro: Lo que está mal en el mundo, de Gilbert K. Chesterton, se advierte la frenética incertidumbre que posee la sociedad actual, en relación al futuro y la irremediable consternación que sufre la mente moderna al recorrer en la historia, personajes que lograron restaurar la sociedad luchando por grandes ideales.
Nos encontramos ahora con una generación sobrecargada de tecnología, expuesta a toda clase de información de manera exorbitante, con una visión de la realidad que la ha hecho menos ambiciosa y soñadora y quizás más pragmática que idealista, con más interacción, pero con menos capacidad de concentración, más preocupados por los likes que en los cambios sociales que podamos generar.
Grandes desafíos
De ahí que, un estudio realizado por Salem J. de Kantar, consulting company titulado: The centennials: Introducing a new generation of youth. The Future Company, revela el gran desafío empresarial que tendrá la industria al ofrecer sus productos y servicios a una generación con características positivas como su franqueza, su realismo, que se conmueve por el daño al medio ambiente y que protege a los animales, pero también crece con nuevos valores y se desenvuelve mejor en ambientes simulados que en la vida real. (Kantar, 2015).
Lo más probable es que, el desafío de vincular a las nuevas generaciones con su capacidad de soñar y crear soluciones que resuelvan los problemas que afectan a la sociedad, no solo le compete a la industria o al Estado, sino a todos los que en estos momentos nos replanteamos la vida.
Por ejemplo, el pasado 25 de marzo, en el que celebramos en Ecuador, el DÍA DEL NIÑO POR NACER, declarado mediante decreto ejecutivo No. 1441 en el año 2006, se vuelve necesario promover un profundo respeto por la dignidad de cada vida humana.
Este decreto que menciona entre sus considerandos
(…) Que es necesario que las generaciones futuras reflexionen sobre el contenido del Preámbulo de la Convención sobre los Derechos del Niño, que dice que «el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidados especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento.
Que es necesario concienciar a la sociedad acerca de esta protección especial que merecen los niños no nacidos, por su extrema fragilidad e indefensión (…) se reconoce que los niños no nacidos son un grupo vulnerable al que debe darse un trato prioritario (Registro Oficial 288, 2006).
Hoy más que nunca debemos replantear nuestro compromiso por la vida, el acontecimiento mundial que atraviesa la humanidad entera, ha hecho posible, lo que muchos anhelaban: Tener tiempo. Que este tiempo en casa que ayuda a que el coronavirus no se propague, nos sirva para meditar sobre la imperiosa necesidad de ofrecerle a las generaciones futuras, un lugar digno para que ellos vivan y luchen también por grandes ideales.
Escrito por: Ab. Cristina Franco.
-
Lee también sobre: ÁnimaEC, la aplicación móvil para prevenir suicidios.