Muchas veces, no nos detenemos a pensar si el llevar una vida tan agitada, tratando de lograr tener todo lo que quiero para ser feliz, me está permitiendo realmente serlo.
La Navidad es un momento de recogimiento, es cuando nos permitimos hacer un alto a nuestras obligaciones y darnos cuenta de que llegó la época más linda del año. En ocasiones, en lugar de disfrutarla de una manera sencilla y cálida en familia, nos dejamos arrastrar por mayor tensión y estrés, preocupándonos de qué más comprar y tener para poder compartir y regalar. ¿Acaso no es más importante el darnos cuenta de que ya con lo mucho que tenemos es suficiente para poder encontrar la felicidad y disfrutar con mayor alegría de esta época?
Disfrutemos de ese aroma único que cada quien descubre en su hogar.
Hemos atravesado un tiempo complicado, para algunos de nosotros más difíciles que para otros; sin embargo, debemos ser conscientes de que justamente las épocas de adversidad son las que nos permiten encontrar con mayor objetividad la felicidad en lo que ya tenemos y compartir juntos en familia. Son los momentos adversos de los que nos debemos agarrar para encontrar lo positivo, vivirlos con gratitud y contagiar de alegría a nuestra familia.
Recordemos que la primera Navidad, que dio origen a esta fiesta maravillosa, estuvo lleno de adversidades y problemas, pero no por eso dejó de ser el momento más glorioso en la vida de la humanidad. Más pobres y humildes no podían ser sus protagonistas; el lugar de la celebración no fue ni remotamente cercano a lo que nosotros hubiéramos querido; sin embargo, se tenían el uno al otro, y eso era motivo suficiente para estar contentos y agradecidos. Seguramente faltaron muchas personas especiales, pero supieron valorar la grandeza del momento y no se dejaron llenar de miedos por las circunstancias.
Dejémonos llevar por este espíritu que nos invade en esta época del año, disfrutemos de ese aroma único que cada quien descubre en su hogar. No confundamos felicidad con bienestar, la felicidad es un estado interior, una decisión, mientras que el bienestar está relacionado con el tener nuestras necesidades básicas cubiertas. ¿Cuánta gente, a pesar de tenerlo todo, no es feliz? Emprendamos un viaje hacia el interior de nosotros mismos, buscando lo que nos motiva, lo que nos inspira, para poder disfrutar y agradecer.
Permitámonos perdonar y romper con esas ataduras que no nos dejan ser felices, logrando finalmente vivir en paz, y disfrutar del simple hecho de estar en familia. ¡Feliz Navidad!
Por: Mag. Ma. José Villacís
Master en Matrimonio y Familia.
Asesora líder de IMF