Tiene un propósito firme, cambiar la vida de otros como él.
La vida de Álex cambió y para bien. Álex es un joven paraguayo que en 2015 cayó preso por robar, quizás como tantos otros a su edad debido a la influencia de malas compañías, entre otras cosas. Para cumplir su pena fue trasladado al Centro Educativo de Itauguá, un lugar de capacitación y rehabilitación.
Precisamente, Álex permaneció “preso” durante un tiempo y luego le otorgaron la libertad. Sin embargo, Álex tomó una decisión a contracorriente y no tan común. Decidió quedarse en el lugar.
“Tengo un propósito, cambiar vidas de adolescentes que están aquí”, expresó Álex al portal Crónica de Paraguay.
“Yo decidí quedarme porque necesitaba esa tranquilidad. Dios estaba conmigo. Tuve muchos problemas, pero aquí adentro tuve el apoyo de muchas personas. Y lo fundamental, conocí a Dios. Yo sé que a través de mi testimonio voy a lograr cambiar la vida de varios adolescentes que están aquí”, agregó.
Álex contó que recibió la ayuda de muchas personas para poder rehacer su vida, algo que a la postre lograría, y por eso no quedó encerrado en sí mismo y quiso que lo que le sucedió a él también le pudiera pasar a otros.
“Nunca imaginé que iba a estar en este lugar. Vine muy mal psicológicamente, toqué fondo. Pero sé que Dios me trajo aquí para un propósito mejor. Yo puedo poner la mano en el fuego por esas personas que están en el pabellón, que tienen espíritu de querer cambiar”, consideró.
El propio Álex reconoció que pudo rehabilitarse en este centro y demostró agradecimiento.
“Aquí adentro terminé mis estudios, hago trabajos, de todo un poco, que nos tiene muy bien (…) “Siempre se quiere demostrar lo malo, pero aquí adentro hay personas que hacen un trabajo brillante para ayudarnos a nosotros (…) “Acá nos preparan para salir como profesionales. Sé que muchos entran sin tener familia y sin tener un apoyo, pero aquí encuentran eso y es muy importante, para así -cuando salgan- sean personas de bien” dijo.
Educación en valores
El propósito de este centro es justamente que no se vea como una cárcel, sino como un lugar educativo y de rehabilitación, comentó al mismo medio el director del lugar, Antonio Bazán.
En ese sentido, consideró que la mayoría de los adolescentes que finalizan en ese lugar vienen de “hogares disfuncionales” o con algún “tipo de trauma” o sintiéndose discriminados.
Para ello, el centro cuenta con un equipo de educadores que pretenden sacar lo mejor de estos chicos y transformarlos en mejores personas. De momento, en Álex encontraron un aliado, un ejemplo de superación y encima con un propósito superior.
Via: Aleteia