Compartir:

Es importante que todo padre sepa los beneficios y consecuencias de los métodos que utilice al momento de criar a sus hijos.

Vivimos en una época en la que hay una diversidad de conceptos sobre crianza, por lo que en muchas ocasiones nos encontramos con que algunos son totalmente opuestos. Que duerma junto a los padres, contra que duerma solo; dejarlo o no llorar; lactancia o fórmula; entre muchos otros más.

Suele suceder que existen estudios o personas que recomiendan hacer determinada cosa, mientras que otros mencionan que es algo perjudicial…Entre..esos casos está la estimulación temprana. Esta se recomienda para que el bebé desarrolle sus potencialidades al máximo, mientras que otros no lo sugieren porque consideran que limita el desarrollo de la libertad, espontaneidad y curiosidad del mismo.

¿Qué es la estimulación temprana?

Es un conjunto de técnicas y actividades que se emplean en los bebés para potenciar sus capacidades físicas, psicológicas y sociales. El objetivo verdadero de esta no debe ser acelerar su desarrollo. Tampoco hay que forzar al niño a cumplir metas para las que no está preparado. Se debe reconocer y motivar el potencial de cada uno presentándole retos y actividades adecuadas a sus habilidades.

Por otro lado, en muchas ocasiones esta puede convertirse en una experiencia artificial, no creada por el niño, pero sí para él. Basándose en los resultados a los que un niño llega de acuerdo a la respuesta que genera. Por ejemplo, estimular a un bebé a realizar determinado movimiento con alguna parte de su cuerpo, como colocarlo boca abajo para que levante la cabeza y que “fortalezca” la musculatura paravertebral cervical. Esto es algo que podrá realizarlo naturalmente, sin la necesidad de forzarlo.

 Beneficios de realizar estimulación temprana

  • Desarrolla la motricidad fina y gruesa del niño. Fortalece el cuerpo, sus miembros y lo ayuda a tonificar la musculatura, así como generar una mejor coordinación y flexibilidad.
  • Ayuda a potenciar la inteligencia, percepción, los sentidos y emociones.
  • Incrementa la confianza y seguridad. Así como las habilidades sociales.
  • El máximo crecimiento neuronal ocurre desde el nacimiento hasta los 3 años, por lo que la estimulación temprana aprovecha este período para un desarrollo integral.

Beneficios de no estimular tempranamente

  • Facilita la libertad del niño para moverse de acuerdo a sus posibilidades. Según la teoría de Emmi Pikler, “Moverse en libertad”, cuando los niños no están listos para realizar ciertos movimientos por sí mismos “ayudarlos” puede ser perjudicial, ya que se lo obliga a estar inmóvil y no poder salir de esa posición.
  • Fomenta el desarrollo autónomo al no necesitar del adulto para cambiar de postura o realizar alguna actividad.
  • Favorece a la iniciativa del niño, quien no solo responderá cuando exista un estímulo, sino de acuerdo a sus tiempos, rompiendo la relación estímulo-respuesta.
  • Al sentirse libres, los niños se muestran más activos, abiertos y ágiles, no solo se basarán en lo “enseñado”.

Escoger lo mejor para nuestros hijos

Padres, no nos apresuremos porque nuestro hijo sea el primero en gatear, caminar o hablar. El niño terminará haciendo todo esto en su momento ya que es parte de su fisiología. No es más o menos inteligente porque lo hizo “antes que (inserte el nombre del hermano, primo o hijo de la amiga…), todo ocurrirá a su debido tiempo.

Si usamos la estimulación temprana, procuremos que en ella se cumpla su verdadero objetivo, ya que es una actividad maravillosa y llena de beneficios. Si no quieres acudir a un centro de estimulación temprana, es perfecto, pero procura también estimularlo en casa.

¿Llevarlo a un centro de estimulación o no ? Esto es secundario, considero mucho más importante el tipo de vínculo que puedes desarrollar con tus hijos, el cariño, el cuidado, la respuesta a sus necesidades.

Preocúpate por los juegos, hablarle, cantarle, llevarlo al parque, para que tenga contacto con la naturaleza. Sobre todo, los abrazos y besos, no hay mejor y mayor “estimulación” que el amor de los padres.

 

Por: Daniela Nugué

Máster en Asesoramiento Educativo y Familiar

Asesora en lactancia materna

Compartir: